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Sacerdote de Birmania expone su testimonio como misionero en Guinea Bissau, a 12.000 km de su patria

Catió (Jueves, 17-01-2018, Gaudium Press) La imagen de un sacerdote asiático resulta exótica en numerosos países del mundo, pero en Guinea Bissau es algo completamente fuera de lo normal. En un país africano donde la mayoría de los sacerdotes son de raza blanca e incluso las familias se oponen a la vocación sacerdotal de sus hijos por pensar que sólo los blancos pueden acceder al sacerdocio, el P. John Phe Thu destaca por sus rasgos. El sacerdote es un misionero proveniente de Birmania y perteneciente Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras (PIME) quien labora en esta tierra de misión desde 2011.

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P. John Phe Thu, misionero del PIME. Foto: AsiaNews.

El testimonio de este misionero asiático que sirve a 12.000 km de su patria fue destacado por la agencia AsiaNews. «Mi vocación nació cuando era adolescente y aún no sabía dónde informarme o qué hacer para ser sacerdote», relató el P. Phe Thu. «Al principio, quería ser cura diocesano porque no conocía las diversas figuras sacerdotales».

Al inicio de su formación tuvo contacto con misioneros del PIME quienes lo invitaron a desarrollar labores caritativas en poblados cercanos donde tuvo la noción de lo que significa la vida misionera. «De la historia de la Iglesia de Loikaw entendí luego: la fe que yo había recibido era fruto del sacrificio de tantos misioneros. De aquí nació mi deseo de transmitirla a los otros, como hicieron ellos», agregó el sacerdote. «Cuando volví a mi casa, me encontré con mi Obispo: éramos tres los que queríamos entrar en el PIME. ‘Les espera una vida difícil, pero si ésta es vuestra voluntad, vayan'», les respondió el prelado.

Tras culminar su formación sacerdotal, P. Phe Thu fue ordenado en 2010 y asignado a Guinea Bissau, donde donde sirve desde 2011. «La alegría de partir era más grande que el miedo. Frente a una cultura tan diversa, tenía que tener paciencia y aprender a entender a la población, sin juzgarla. Me repetía lo que me habían enseñado mis hermanos: ‘Escuchar, ver, aprender'», relató.

El territorio de misión en el cual sirve el misionero es un entorno desafiante donde los católicos representan cerca el 15% de la población y los fieles que se convierten recorren un camino de cerca de 7 años de formación, en medio de una cultura principalmente animista con influencia de un gran número de musulmanes. «Los cristianos son vistos como un modelo para la sociedad», comentó. «El trabajo desarrollado por los misioneros alimenta la confianza que éstos ponen en la Iglesia».

Los nuevos creyentes sufren fuertes presiones familiares y el respeto a las tradiciones locales se convierte en un desafío para los creyentes. «Por nuestra parte, tratamos de valorar cuanto de positivo se encuentra en estas costumbres. Pero hay cosas que, en cuanto cristianos, no podemos aceptar», concluyó el sacerdote. «Son asuntos que enfrentamos con cada catecúmeno, porque el Evangelio entra en cada cultura, la purifica y la exalta».

Con información de AsiaNews.

 

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