jueves, 28 de marzo de 2024
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Confiar en la misericordia de Dios, sin abusar, dice Papa en el Ángelus

Ciudad del Vaticano (Lunes, 25-03-2019, Gaudium Press) En el discurso que precedió a la oración del Ángelus este domingo, 24/03, el Papa Francisco comentó el Evangelio de este tercer domingo de la Cuaresma (Lc 13,1-9), que nos habla de la misericordia de Dios y de nuestra conversión.

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Higuera estéril

En el trecho del Evangelio del día está la siguiente parábola narrada por Jesús:

«Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Vino a ella a buscar frutos, pero no encontró. Entonces dijo al viñedo: ‘Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no encuentro. Córtala; ¿por qué ha de tornar la tierra infructífera? Él, sin embargo, respondió: ‘Señor, déjala todavía este año para que yo cave alrededor y coloque abono. Después, tal vez, dé frutos… Caso contrario, tú la cortarás’ «.

Francisco comentó que el dueño de la higuera representa a Dios Padre, el viñedo es imagen de Jesús y la higuera es el símbolo de la humanidad indiferente y árida.

Dijo el Papa: «Jesús intercede al Padre en favor de la humanidad – y lo hace siempre – y pide que espere y le dé más tiempo, para que en ella puedan germinar los frutos del amor y la justicia».

Paciencia de Dios

«A pesar de la esterilidad, que a veces marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y de progresar en el camino del bien. Pero el plazo implorado y concedido a la espera que el árbol finalmente fructifique, indica también la urgencia de la conversión», afirmó el Papa que además habló del abuso de la misericordia:

«La posibilidad de la conversión no es ilimitada; por eso es preciso aprovechar luego; de lo contrario ella se perdería para siempre. Podemos confiar mucho en la misericordia de Dios, pero sin abusar de ella. No debemos justificar la pereza espiritual, sino aumentar nuestro esfuerzo a corresponder prontamente a esa misericordia con corazón sincero.»

Símbolo de quien vive para sí mismo

Todavía comentando la parábola, Francisco explicó que la higuera que el dueño en la parábola quiere extirpar representa una existencia estéril, incapaz de donación, incapaz de hacer el bien.

«Es símbolo de quien vive para sí mismo, saciado y tranquilo, acogido en sus comodidades, incapaz de volver la mirada y el corazón para aquellos que están a su lado y se encuentran en condición de sufrimiento, en condición de pobreza, de dificultad.»

El Papa Francisco comentó que la actitud de egoísmo y esterilidad espiritual encuentra una posición contraria en el gran amor del viñador por la higuera: él tiene paciencia, sabe esperar y dedica a ella su tiempo y su trabajo.

Y, para el Papa, la actitud del viñador manifiesta la misericordia de Dios, que nos deja un tiempo para la conversión:

«Todos precisamos convertirnos, dar un paso adelante, y la paciencia de Dios, la misericordia, nos acompaña en eso.»

«A pesar de la esterilidad, que a veces marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y de progresar en el camino del bien. Pero el plazo implorado y concedido a la espera que el árbol finalmente fructifique, indica también la urgencia de la conversión».

Cuaresma y conversión

Nosotros podemos pensar en esta Cuaresma, dijo el Papa: ¿qué debo hacer para aproximarme más al Señor, para convertirme, para eliminar aquellas cosas que no son buenas?

«No, no… esperaré la próxima Cuaresma…»

Y Francisco interroga a quien piensa así:

¿Pero usted estará vivo en la próxima Cuaresma? Cada uno de nosotros piense hoy: qué debo hacer delante de esa misericordia de Dios que me espera y que siempre perdona. ¿Qué debo hacer?

Y en seguida aconseja:

«En la Cuaresma, el Señor nos invita a la conversión».

«Cada uno de nosotros debe sentirse interpelado por ese llamado, corrigiendo algo en nuestra vida, en el modo de pensar, de actuar y de vivir las relaciones con el prójimo.

Al mismo tiempo, debemos imitar la paciencia de Dios que confía en la capacidad de todos de poder ‘levantarse’ y retomar el camino. Dios es Padre, y no apaga la llama débil, sino acompaña y cuida a quien es frágil a fin de que se robustezca y dé su contribución de amor a la comunidad.»

Para finalizar, Francisco pidió a la Virgen María que nos ayude a vivir estos días de preparación para la Pascua como un tiempo de renovación espiritual y de confiada apertura a la gracia de Dios y a su misericordia. (JSG)

De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)

 

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