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Ciudad del Vaticano (Jueves, 23-05-2019, Gaudium Press) Día tras día tomamos conocimiento de nuevas violencias perpetradas contra católicos de vida consagrada. No existe tregua.
En el continente africano, solamente en 2019, han sido siete los sacerdotes muertos.
A ellos se suma ahora una religiosa que fue martirizada.
Al final de la Audiencia General de este miércoles, 22/05, el Papa Francisco dijo: «Me gustaría recordar hoy con ustedes a la Hermana Inés, de 77 años.
Desde hace decenios ella era educadora de jóvenes pobres, y fue bárbaramente asesinada en la República Centroafricana, justamente en el lugar donde enseñaba a coser: es una mujer que da la vida por Jesús en el servicio a los pobres».
Según se informa, la religiosa española, perteneciente a la comunidad local de las Hijas de Jesús, fue asesinada en la madrugada de 20 de mayo en el pueblo de Nola, próximo a Berberati, sudoeste de la República Centroafricana, en la frontera con Camerún.
Odio o ritual religioso
Las primeras informaciones que llegaron indican que Hermana Inés había sido decapitada y partes de su cuerpo habrían sido llevadas por los asesinos para sacrificios rituales.
A ese propósito, el Obispo de Bangassu, Mons. Juan José Aguirre Muñoz, dijo a la agencia Fides: «No tengo idea. En nuestra región no suceden homicidios rituales».
«Estoy a mil kilómetros distante de Nola. Llamé al obispo de la Diócesis y a la Superiora Provincial y ellos no me dijeron nada más allá de lo que ya fue publicado», explicó Mons. Aguirre.
Sabemos que «en las áreas de la República Centroafricana, en la frontera con Camerún, hay cameruneses que practican asesinatos rituales para extraer órganos para ser usados en ritos propiciatorios, para obtener suerte en la búsqueda de diamantes, una de las riquezas de la región», dijo Mons. Aguirre, reiterando que «aquí en Bangassou eso no ocurre».
Hermana Inés
La hermana Inés Nieves Sancho, a pesar de su edad, quiso continuar su misión en Nola, donde ofrecía clases de costura para las niñas.
Y fue justamente a uno de los salones del lugar donde ella acostumbraba enseñar a las niñas a coser y aprender un oficio, que ella fue llevada por sus asesinos para ser muerta, después de haber sido sacada de sus aposentos en la casa religiosa. (JSG)
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