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Tuit del Papa recuerda a San Maximiliano Kolbe

Ciudad del Vaticano (Jueves, 15-08-2019, Gaudium Press) El tuit posteado por el Papa Francisco este miércoles 14 de agosto, fue dedicado a la memoria de San Maximiliano Kolbe, celebrada ese día por la Iglesia.

«Pidamos la gracia de recordar todos los días que no somos olvidados por Dios, que somos sus hijos amados, únicos e insubstituibles: recordarlo nos da la fuerza para no rendirnos delante de las adversidades de la vida», escribió el Papa.

Históricamente, todos saben que San Maximiliano Kolbe fue martirizado en el Campo de exterminio mantenido por los nazis en Auschwitz.

Cuando estuvo de visita en Polonia en 2016 el Papa Francisco visitó Auschwitz y recordó a San Maximiliano -«mártir de la caridad»- que supo transformar una oscura opresión en lugar de luz.

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Ofrenda caritativa y plena de amor de Dios

«El odio no es una fuerza creativa: solamente el amor lo es», dijo el Santo Franciscano cuando estaba en su pleno furor la persecución que los nazis realizaban contra los católicos polacos y especialmente dirigida contra los religiosos.

De parte de San Maximiliano, fue una prueba heroica de amor la generosa ofrenda que él hizo de sí mismo intercambiando con un padre de familia que debería ir para el bunker del hambre su ida para el martirio en el lugar de aquel infeliz.

Una ofrenda caritativa y plena de amor de Dios y a las almas que culminó con su muerte en el bunker del hambre el 14 de agosto de 1941.

El Fraile Franciscano

Maximiliano Kolbe nació el 7 de enero de 1894, en ZduskaWola, en la región polaca controlada por Rusia.

Su padre, tejedor, y su madre, partera, eran cristianos fervorosos: en el Bautismo, escogieron para él el nombre de Raimundo.

Frecuentó la escuela de los franciscanos en Leópolis. En 1910, entró a la Orden de los Frailes Menores Conventuales, donde recibió el nombre de Maximiliano; siendo enviado primero a Cracovia y después a Roma, donde permaneció seis años, estudió Filosofía, en la Pontificia Universidad Gregoriana, y Teología en el Colegio Seráfico.

Fue ordenado sacerdote el 28 de abril de 1918.

Milicia de la Inmaculada

Con la autorización de los Superiores, fundó la «Milicia de la Inmaculada», una asociación religiosa cuyo objetivo era la conversión de todos los hombres, por medio de María.

Al regresar a Cracovia, en Polonia, no obstante se haya formado con notas altas, no pudo dar clases o predicar, por causa de su estado de salud, pues no podía hablar mucho. (Él había contraído una tuberculosis cuyas secuelas lo acompañaron por el resto de la vida)

Todavía con el permiso de los Superiores, se dedicó a la promoción de la «Milicia de la Inmaculada», contando con numerosas adhesiones entre profesores y estudiantes de la Universidad, profesionales y campesinos, y hasta con religiosos de su propia Orden.

En la Navidad de 1921, Fray Maximiliano Kolbe fundó, en Cracovia, una revista de pocas páginas titulada «El Caballero de la Inmaculada», para difundir el espíritu de la «Milicia».

Habiéndose transferido para Grodno, a 600 kilómetros de Cracovia, creó una pequeña tipografía para imprimir la revista, todavía con máquinas antiguas.

Su iniciativa apostólica consiguió atraer a muchos jóvenes. Todos ellos tenían el deseo de compartir el estilo de vida franciscano inspirado en María.

Ciudad de María

En Varsovia, gracias a la donación de un terreno por el Conde Lubecki, Maximiliano fundó la «Niepokalanów», «Ciudad de María».

La obra se desarrolló rápidamente: de las primeras cabañas, se pasó a construcciones verdaderas; la antigua impresora fue sustituida por nuevas técnicas de redacción y prensa.

En poco tiempo, «El Caballero de la Inmaculada» alcanzó rápidamente una tirada de millones de copias, mientras eran creados otros siete periódicos.

Con el ardiente deseo de expandir su Movimiento mariano más allá de las fronteras de Polonia, Maximiliano Kolbe partió a Japón, donde fundó la «Ciudad de María» en Nagasaki.

Fue allí que, después de la explosión de la bomba atómica, los huérfanos de Nagasaki encontraron abrigo y protección.

Fundó también una Casa en Ernakulam, en el litoral oeste de la India.

Teniendo necesidad de tratamiento para su tuberculosis, volvió para su «Niepokalanów», en Polonia.

Persecución religiosa contra los católicos

Después de la invasión de Polonia, el 1° de septiembre de 1939, los nazis mandaron destruir a Niepokalanów.

Los religiosos fueron obligados a dejar el centro. A ellos el Padre Kolbe recomendó apenas una cosa: «No se olviden del amor».

Allí permanecieron cerca de cuarenta Frailes, que transformaron la «Ciudad de María» en lugar de acogida para heridos, enfermos y refugiados.

El 19 de septiembre de 1939, los alemanes prendieron al Padre Maximiliano Kolbe y los otros frailes y los llevaron para el Campo de Exterminio, de donde fueron, inesperadamente, liberados el día 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.

Ellos retornaron para Niepokalanów y sus actividades de asistencia de cerca de 3500 refugiados, de los cuales 1500 judíos.

Después de algunos meses, los refugiados fueron expulsados o presos.

Prisionero 16670

Padre Kolbe, al negar la naturalización alemana, que le daría libertad, fue preso el 17 de febrero de 1941, junto con cuatro frailes.

En la prisión, fue obligado a usar trajes civiles porque el hábito franciscano «perturbaba» a los nazis.

El 28 de mayo, Padre Kolbe fue deportado para el Campo de exterminio de Auschwitz. Era el prisionero 16670 que fue encarcelado junto con los judíos, por ser sacerdote. Fue obligado a trabajos forzados, entre esos trabajos estaba el deshumano transporte de cadáveres para los hornos crematorios.

Auschwitz: vida de testimonio y ejemplo constantes

Su vida, su dignidad sacerdotal, sus virtudes alentaban a los demás prisioneros. «Kolbe era un príncipe para nosotros», recuerda una testigo que compartía la misma suerte que él.

Al final de julio, Padre Maximiliano fue transferido para sector conocido como Bloque 14, lugar donde los prisioneros trabajaban en la labranza.

Uno de sus compañeros consiguió huir, y, por venganza, los nazis escalaron diez prisioneros para morir en el «lager», un lugar donde no se comía ni bebía nada.

San Maximiliano Kolbe se ofreció para morir en el lugar de uno de los «escogidos», padre de familia y su compañero de prisión.

Fue ahí que, entonces, el desespero de los condenados se transformó en oración común, guiada por el Santo sacerdote.

Después de 14 días allí encerrados, apenas cuatro quedaron vivos, entre ellos Fray Maximiliano.

Los nazis decidieron por abreviar su agonía, asesinando a todos ellos con la aplicación de una inyección letal de ácido fénico.

El día 14 de agosto de 1941 forzaron al Padre Maxililiano a extender su brazo para recibir la picada de una inyección.

Eran sus últimos momentos: ¡al rezar una Ave María, él estaba pronunciando también sus últimas palabras, dejaba la vida y entraba para la Gloria! (JSG)

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