New Liturgical Movement destaca relicario en el que se conserva la reliquia del clavo de la Santa Cruz en la Catedral de Milán

Milán (Lunes, 16-09-2019, Gaudium Press) La reliquia del Clavo Sagrado, uno de los clavos con el que se perforó el cuerpo de Jesucristo para atarlo a la cruz, es la reliquia más notable de la Catedral de Milán, Italia. el histórico templo, que conserva otras valiosas reliquias, resguarda este instrumento de la Pasión a casi cuarenta metros de altura en un relicario que sólo es descendido para la veneración de los fieles cada 14 de septiembre, en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

Reliquia del Santo Clavo en su relicario. Foto: Andrea Cherchi / New Liturgical Movement.

Santa Elena, la emperatriz que rescató las reliquias de la Pasión de Cristo en Jerusalén, envió uno de los sagrados Clavos a su hijo el emperador Constantino, quien lo transformó para hacerlo parte de la brida de su caballo. Posteriormente, la reliquia fue donada por el emperador Teodosio a San Ambrosio, Obispo de Milán. La reliquia se conservó en la Catedral y un documento del año 1389 describe ue la veneración de la reliquia en este templo se realiza desde tiempo inmemorial.

San Carlos Borromeo, también Obispo de Milán, profesó una notable devoción por la reliquia y la hizo descolgar por primera vez en 1576 para llevarla en procesión y suplicar el final de una epidemia local. A principios del Siglo XVII se construyó una forma de elevador cuya plataforma fue tallada en forma de nube nombrado «Nívola», que a través de un complejo sistema de poleas permitió que tres canónigos pudieran llegar hasta la reliquia y exponerla a la veneración de los fieles.

La Nívola portando la reliquia del Santo Clavo. Foto: Foto: Reliquiosamente

Esta invención se empleaba cada 03 de mayo en la solemnidad de la Santa Cruz y es actualmente usada por el Arzobispo de Milán cada 14 de septiembre para permitir a los fieles el accesoa al sagrada reliquia. Para operar el mecanismo, se introdujo un motor que permite el ascenso del prelado, pero en años anteriores se requería la cooperación de 24 personas para el exitoso desarrollo del tradicional ritual de descenso de la reliquia. La maniobra era delicada y era necesario que los integrantes trabajaran en una delicada sincronización para mantener el balance de la plataforma.

Con información de New Liturgical Movement.