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Papa: no se paga para ser cristiano…

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 22-01-2020, Gaudium Press) En la homilía de la Santa Misa que celebró ayer martes, 21/01, en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco rememoró a los presentes que ser cristianos, sacerdotes u obispos es un don gratuito del Señor: no se compra.

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Francisco recordó además que la santidad consiste justamente en «custodiar» este don recibido gratuitamente y no por nuestros méritos.

Salmo 88 y 1Sm 16,1-13°

El Pontífice hizo sus reflexiones teniendo como base el Salmo responsorial (Salmo 88) y la Primera Lectura (1Sm 16,1-13°) indicados por la Liturgia de este martes. El Salmo 88 recuerda la elección de David como rey de Israel, después que el Señor rechazó a Saúl por no haber obedecido.

En la Primera Lectura, el Señor envía a Samuel a ungir rey uno de los hijos de Jesé de Belén. Francisco rememoró que la unción indica la elección de Dios.

La Iglesia todavía la utiliza en nuestros días para ungir a los sacerdotes, los obispos, todos nosotros cristianos en el Bautismo.

Samuel y los hijos de Jessé

Francisco hizo historia destacando que Samuel cumplirá la orden del Señor, pero no estaba contento. Por eso el Señor lo reprendió. Jessé tenía ocho hijos y llama a todos ellos para estar delante del profeta. Al ver a Eliab él dijo: «¡Ciertamente es este el ungido del Señor!». Pero el Señor respondió: «No mires para su apariencia ni para su gran estatura, porque yo lo rechacé. No juzgo según los criterios del hombre: el hombre ve las apariencias, pero el señor mira el corazón'».

Francisco continuó historiando, ahora rememorando las vicisitudes vividas en aquel momento: los hermanos de David combatían contra los filisteos para defender el reino de Israel, «tenía méritos», pero el Señor escogió al último de ellos: «Un joven inquieto» que, «cuando podía, iba asistir la lucha de los hermanos contra los filisteos», pero era mandado de regreso para cuidar del rebaño.

Fue, al final que Jessé llamó a David. Él era pelirrojo y de buena apariencia. Y el Señor dijo a Samuel para ungirlo y así, «a partir de aquel día, el espíritu del Señor se apoderó de David».

El don de la elección y llamado de Dios

El Señor escoge un joven normal, como todos los jóvenes, que no era un joven piadoso, aunque rezase todos los días y que tenía siete hermanos, «con más méritos que él».

«Cuando Dios escoge, muestra su libertad y gratuidad. Pensemos todos nosotros que estamos aquí: ¿por qué el Señor nos escogió a nosotros? «No, porque somos de una familia cristiana, de una cultura cristiana…». No. Muchos de familia cristiana y de cultura cristiana rechazan al Señor, no quieren. ¿Pero entonces por qué estamos aquí, escogidos por el Señor? Gratuitamente, sin cualquier mérito, gratuitamente.

Nosotros sacerdotes, obispos, no pagamos nada para tornarnos sacerdotes y obispos – por lo menos yo pienso así, ¿no? Porque existen sí aquellos que quieren ir adelante en la llamada carrera eclesiástica, que se comportan de modo simoníaco, buscan influencias para tornarse aquí, allá, allá… los subidores. ¿no? No, pero eso no es cristiano. El ser cristiano, el ser bautizado, el ser ordenados sacerdotes y obispos es pura gratuidad. Los dones del Señor no se compran.»

¿Qué quiere decir «custodiar el don»?

Francisco prosiguió con sus reflexiones, cuestionando y haciendo preguntas, después de afirmar que la unción del Espíritu Santo es gratuita: «Nosotros, ¿qué podemos hacer?», pregunta el Papa, respondiendo en seguida: «Ser santos» y la santidad cristiana es «custodiar el don, nada más», comportándose de manera tal «que el Señor siempre permanezca con el don y yo no lo haga un mérito mío»: «En la vida cotidiana, las tareas, el trabajo, tantas veces para tener un puesto más alto, se conversa con ese funcionario, con ese gobernante, conversamos con este aquí …, porque «más» diga al jefe para ascenderme…». No es don; eso es carrera. Pero el ser cristiano, el ser sacerdotes, el ser obispos es solamente un don. Y así se entiende nuestra actitud de humildad, aquello que debemos tener, sin ningún mérito. Debemos solamente custodiar este don, para que no se pierda. Todos somos ungidos por la elección del Señor; debemos custodiar esta unción que nos hizo cristianos, nos hizo sacerdotes, nos hizo obispos. Esta es la santidad. Las otras cosas no sirven. La humildad de custodiar. Y así, el don. ¿Cuál es el gran don de Dios? ¡El Espíritu Santo! Cuando el Señor nos eligió, él nos dio el Espíritu Santo. Y eso es pura gracia, es pura gracia. Sin mérito nuestro», dijo el Papa Francisco.

¿Cómo olvidar y renegar el don de Dios? Para finalizar sus palabras, Francisco además recordó que David fue sacado del rebaño y de su pueblo y tiró algunas conclusiones de eso: «Si nosotros cristianos olvidamos al pueblo de Dios, (…) si nosotros sacerdotes olvidamos nuestro rebaño, si nosotros obispos olvidamos eso y nos sentimos más importantes que los otros, renegamos el don de Dios. Es como decir al Espíritu Santo: «Pero tú ve, ve, ve tranquilo en la Trinidad, reposados, que yo consigo solo». Y eso no es cristiano. Eso no es custodiar el don».

Pedir

«Pidamos hoy al Señor, pensando en David, que nos dé la gracia de agradecer por el don que él nos dio, de tener consciencia de este don, tan grande, tan bonito, y de custodiarlo – esa gratuidad, este don – custodiarlo con nuestra fidelidad», dijo el Pontífice para concluir. (JSG)

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