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Ciudad del Vaticano (Jueves, 15-07-2010, Gaudium Press) Después de 13 años de pedidos a las autoridades, el gobierno de Turkmenistán reconoció oficialmente la existencia y la actuación de la Iglesia Católica en el país. Esto significa que de ahora en adelante la Iglesia está autorizada a tener una «presencia pública» oficial, así como todos los beneficios que esto implica, a nivel jurídico y pastoral.
«Es una gran alegría y una gran esperanza», declaró el Padre Andrzej Madej, superior de la misión ‘sui iuris’ de Turkmenistán, a la agencia Fides, sobre la decisión del gobierno, confirmada con el recibimiento de un comunicado del Ministerio de Justicia turkmeno y del «Consejo para las Religiones». Para la pequeña comunidad católica del país centro-asiático (apenas 100 católicos) de amplia mayoría musulmana (90% de los cerca de 5 millones de habitantes) se trata de un «paso decisivo para la historia de la Iglesia en el país».
En los próximos días, el nuncio apostólico en Turquía y Turkmenistán, Mons. Antonio Lucibello, visitará el país para encontrar a los representantes del Ministerio del Exterior y el Ministerio de Justicia, ratificando los pasos dados y expresando la satisfacción de la Santa Sede.
En la ex-república soviética viven estimados 100 católicos bautizados, cerca de 30 catecúmenos y un «grupo de simpatizantes de la fe cristiana». En Turkmenistán no hay iglesias católicas, que fueron destruidas por soviéticos a partir de 1920. Las comunidades religiosas admitidas hasta ahora eran la islámica sunita y la Iglesia Ortodoxa rusa.
El Ministerio de Justicia, hasta hoy, objetaba que en la conducción de la comunidad religiosa debería estar un ciudadano turkmeno. Este problema fue superado. «Hoy pensamos también en pedir al gobierno la construcción de la primera iglesia católica en nuestra misión. Hasta ahora hemos construido iglesias de «piedras vivas», ahora queremos edificar un templo de verdad», afirma Padre Andrej.
Los católicos turkmenos son en su gran mayoría de etnia polaca y alemana. Los fieles, hasta ahora, celebraban la santa misa en el territorio diplomático de la nunciatura de Ashgabat. En el país trabajan dos sacerdotes católicos y un diácono (misioneros Oblatos de María Inmaculada, como el Padre Madej) y no hay ninguna religiosa. Con informaciones de la Radio Vaticana.
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