jueves, 25 de abril de 2024
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En el aniversario del bombardeo a Nagasaki, pesar por la destrucción de la principal ciudad cristiana de Japón

Nagasaki (Martes, 10-08-2010, Gaudium Press) Apenas tres días después del arrasador bombardeo atómico en Hiroshima, la artillería militar aérea americana lanzó una nueva bomba nuclear en suelo japonés. Y así, el 9 de agosto de 1945, también Nagasaki era arrasada.

Ayer, con la conclusión de las ceremonias en homenajes a los muertos, el país recordó el 65º aniversario de la destrucción casi total de una ciudad japonesa que concentraba la mayor comunidad cristiana de Japón. Más de 70 mil personas murieron.

Los homenajes de ayer contaron con una serie de misas que fueron celebradas en la Catedral local, Irakami. En el Parque de la Paz, donde queda el memorial a las víctimas, tuvo lugar un encuentro interreligioso antes de la ceremonia civil. En la noche, el Arzobispo de Nagasaki, Mons. Joseph Mitsuaki Takami, presidió una liturgia eucarística de conclusión de las conmemoraciones.

Peregrinación de la «Virgen Bombardeada»

En mayo, el Arzobispo realizó una peregrinación por Europa y los EE.UU. con la imagen de «Nuestra Señora Bombardeada». La imagen de la Virgen recibió este nombre porque fue encontrada semidestruida entre los escombros de la iglesia que le daba guarida.

El impacto de la bomba, las altas velocidades y la temperatura, hicieron que los vitrales y las paredes del templo se pulverizaran, además de haber derretido la campana y quemado por completo el altar. Pero la cabeza de la imagen quedó ilesa.

En el rostro de la Virgen, los ojos quedaron quemados, dejando en su lugar dos órbitas negras, la mejilla derecha quedó quemada, y una falla a lo largo de la cara parece una lágrima. El típico rostro de una víctima de guerra.

El 22 de abril, ya en peregrinación por Europa, la «Virgen Bombardeada» fue bendecida por el Papa Benedicto XVI en la Plaza San Pedro. Después, partió a Nueva York, donde tuvo lugar la Conferencia de Revisión del Tratado de No-Proliferación Nuclear (TNP). En el lugar, el Arzobispo Takami celebró una misa en la Catedral de San Patricio.

«Viajamos por todas partes con la estatua, con la esperanza de que la Virgen María pueda llevar la paz. Hay varias formas de pedir paz, a través de fotos, de películas o contando sobre el horror de la guerra, pero la Virgen ‘nuclear’ parece tener un poder diferente», declaró Mons. Joseph Mitsuaki Takami.

La imagen dañada permanece hoy expuesta en una nueva iglesia construida en el mismo lugar, a 500 metros del punto central donde la bomba explotó.

Con información de la Radio Vaticana.

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