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Camerún (Miércoles, 18-03-2009, Gaudium Press) El Papa Benedicto XVI que inició el martes su primera etapa del viaje a África, habló en entrevista colectiva a los periodistas a bordo del avión que lo levaba a Camerún sobre la posición dela Iglesia contra el uso del preservativo y defendió la monogamia como el sexo con finalidad únicamente reproductiva. Benedicto XVI también habló sobre la crisis económica y la presencia de numerosas sectas en África. Al ser recibido en el aeropuerto por el Presidente de Camerún el Papa hizo un breve pronunciamiento destacando que los males de África son “la violencia, la pobreza, el hambre, la corrupción y el abuso del poder” esperando llevar un poco de “esperanza”. De su parte el Presidente saludó el interés del papa con los “que sufren por la guerra, la miseria, la enfermedad y la opresión”. Añadió que “su sola presencia ya es portadora de esperanza y confianza en el futuro”.
Respecto a la posición de la Iglesia en la lucha contra el SIDA afirmó no ser posible “solucionar el problema” -una pandemia en África- “con la distribución de preservativos”. “Al contrario, su utilización agrava el problema”, dijo.
“Diré lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de lucha contra el SIDA es la propia Iglesia Católica con sus movimientos, con sus diferentes realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que tanto está haciendo visiblemente e incluso invisiblemente por la lucha contra el SIDA; pienso en los Camilianos; en todas las monjas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar ese problema del SIDA solamente con slogans publicitarios. Si no hay alma, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver el flagelo con la distribución de preservativos: al contrario, el riesgo es aumentar el problema”.
De acuerdo con el Papa solamente un cambio significativo en relación al significado del acto sexual puede efectivamente contribuir a la disminución de la incidencia de esa enfermedad.
“La solución solamente se puede encontrar en un doble propósito: el primero es la humanización de la sexualidad, esto es, una renovación espiritual y humana que traiga consigo un nuevo modo de comportarse del uno con el otro; y, en segundo lugar, una verdadera amistad también y, sobre todo, para con las personas sufridoras. Y estos son los factores que ayudan y que llevan visible progresos”, afirma. “me parece que esta es la respuesta correcta, y la Iglesia hace esto, y así ofrece una contribución grandísima e importante”.
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