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En Roma se celebró a San Antonio Abad con establos y animales

Ciudad del Vaticano (Martes, 17-01-2012, Gaudium Press) En Italia, en las ciudades y aldeas todavía son celebrados los días de los santos patronos con misas, desfiles y paradas. Así como hoy de mañana, en la Plaza Pío XII, al lado de la Plaza San Pedro, fueron organizados establos con animales domésticos: caballos, bueyes, cerdos, carneros, mulas, conejos y aves, por ocasión de la fiesta de San Antonio Abad, patrono de los criadores y protector de los animales. La Santa Misa y la bendición de los animales fueron presididas por el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Angelo Comastri. El evento es promovido por la Asociación Italiana de Criadores (Associazione Italiana Allevatori – AIA).

Durante la mitad de un día, una vez por año, la Plaza Pío XII con vista a la Cúpula de San Pedro, se vuelve una pequeña creación de animales domésticos. Una atracción para los niños y turistas, es curiosidad también para los funcionarios de las oficinas de los dicasterios de la Curia Romana que están próximos, así como la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

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Foto: Intereconomia.com

La fiesta inicia de mañana temprano. Al mediodía hay el desfile por la Via della Conciliazione para la bendición que el Cardenal imparte a animales. El desfile era formado por los policías italianos, carabineros, Policía de Finanzas y otros en trajes antiguos, todos a caballo. Los policías ejecutaron un breve concierto de música.

El «Día del criador» es principalmente una atracción para los niños que con sus padres y abuelos ven los animales y aprenden cómo criar un animal doméstico. Para los romanos es también una posibilidad de controlar gratuitamente la salud de los propios animales en los ambulatorios veterinarios montados en la Plaza Pío XII.

Estuvieron presentes las razas italianas de leche y carne más difundidas: suina «nero reatino» de Roma; ovina «sopravvissana» de Borgovelino; asinina «asno da Amiata» de Cittareale (RI); asinina «asno de Martina Franca» de Amatrice; bovinas: «frisona italiana», «pezzata rossa», «bruna alpina» de Roma y «chianina» de Barberino de Mugello, «limousine» de Scarperia; mula de Amatrice; caprina «capestrina» de Borgovelino; equino «caballo agrícola italiano» de Cittareale; avícolas: «ancona», «cunicola gigante pezzato» de Roma; cunicultura: «ariete nano», «avícola Plymouth rock», «avícola marans», y «canadiense» de Roma.

San Antonio Abad

San Antonio Abad fue un eremita, uno de los primeros fundadores de la vida monástica cristiana. Nacido alrededor del año 250 en una familia de agricultores en la aldea de Coma, actual Qumans en Egipto. Después del descubrimiento de su sepultura en 561, sus reliquias comenzaron un largo viaje en el tiempo, de Alejandría a Constantinopla, hasta Francia en el siglo XI en Motte-Saint-Didier, donde fue construida una iglesia en su honor que era muy frecuentada por una multitud de enfermos, principalmente de ergotismo canceroso, causado por envenenamiento de un hongo presente en el centeno usado para hacer el pan.

La enfermedad era conocida desde la antigüedad como «ignis sacer» por la sensación de quemazón que provocaba; para acoger a todos los enfermos que llegaban, fue construido un hospital y una Fraternidad de religiosos, la antigua Orden hospitalaria de los «Antonianos»; la aldea fue bautizada con el nombre de Saint-Antoine de Viennois. El Papa concedió el privilegio de criar cerdos para uso propio y a cargo de la comunidad, por eso los cerditos podían circular libremente entre los patios y calles, nadie los tocaba si poseían una campanita de reconocimiento.

La grasa de ellos era usada para curar el ergotismo, que fue llamado «el mal de San Antonio» y después «el fuego de San Antonio» (herpes zoster); por eso en la religiosidad popular, el cerdo comenzó a ser asociado al gran eremita egipcio, que después fue considerado el santo patrono de los chanchos y por extensión de todos los animales domésticos y del establo.

En su iconografía aparece, además del cerdito con la campana, también el personal de los ermitaños en forma de T, la ‘tau’, última letra del alfabeto hebraico y por tanto, alusión a las cosas finales y al destino.

Gaudium Press / Anna Artymiak

 

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