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Ciudad del Vaticano (Lunes, 23-04-2012, Gaudium Press) En el tercer domingo de Pascua el Papa habló sobre la importancia de las señales en el crecimiento de la fe en los cristianos. Como los discípulos, también hoy el «Salvador nos asegura de su presencia real entre nosotros, por medio de la Palabra y de la Eucaristía», dijo Benedicto XVI a los presentes en la Plaza San Pedro. Al inicio de los saludos, el Santo Padre recordó también la figura de una «ejemplar hija de la tierra mexicana»: María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, proclamada beata el sábado en México.
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| El Papa recordó que la Divinidad nunca abandonó el cuerpo que asumió el Verbo encarnado |
Hablando sobre las señales reales, el Papa resaltó la importancia de la Eucaristía en la vida de los fieles. «Gracias a estas señales muy reales los discípulos superaron la duda inicial y se abrieron al don de la fe; y esta fe permite a ellos entender las cosas escritas sobre Cristo «en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos» (Lc 24,44)». Este trecho del Evangelio según Lucas nos ayuda a entender la fe en Cristo y a crecer en ella a través de los sacramentos. Por eso el Santo Padre exhortó «a los párrocos, los padres y los catequistas a preparar bien» con «gran fervor pero también con sobriedad» a los niños para la Primera Comunión, una «fiesta de la fe».
«Como, por eso, los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús al dividir el pan cfr Lc 24,35), así también nosotros encontramos al Señor en la Celebración eucarística». Al citar a Santo Tomás de Aquino, el Papa explica que «es necesario reconocer, de acuerdo con la fe católica, que el Cristo por entero está presente en este Sacramento…porque nunca la divinidad dejó el cuerpo que asumió (S.Th. III, q. 76, a. 1).»
«En este tiempo de Pascua – agregó Benedicto XVI en español -, en el que la liturgia nos habla del encuentro del Resucitado con sus discípulos, aliento a todos a renovar el propio Bautismo y a vivirlo como una existencia nueva con Cristo a nuestro lado, que viene a nosotros personalmente, y al que podemos reconocer especialmente en los Sacramentos, para que fortalezca nuestra fe e incremente nuestra esperanza.»
Ayer en México fue proclamada beata la fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. Nacida en 1904, descubre su vocación muy joven, a los 20 años, durante el Congreso Eucarístico en México. Cinco años después entra al monasterio de las Clarisas de la Ave María, mientras en 1945, con la aprobación de las superioras y de las autoridades eclesiásticas, fundó una nueva congregación: Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento. El 22 de junio de 1951 recibe aprobación pontificia de la Santa Sede.
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