jueves, 18 de abril de 2024
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La oración es la respiración del alma y de la vida que nos abre al mundo con nuevos ojos, recuerda el Papa en la audiencia general dedicada a la oración de los Hechos de los Apóstoles

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 25-04-2012, Gaudium Press) «Sin la oración cotidiana vivida con fidelidad, nuestra actividad se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a un simple activismo que, por último, nos deja insatisfechos». Con esas palabras, hoy de mañana, el Santo Padre, al continuar la catequesis sobre la oración en los Hechos de los Apóstoles, afirmó la necesidad de la oración para comprender bien nuestras acciones y tareas del trabajo cotidiano. La audiencia ocurrió en la Plaza San Pedro en presencia de 20 mil fieles de todo el mundo.

Hablando sobre la oración de la imposición de las manos a los siete hombres escogidos por los Apóstoles para la «pastoral de la caridad para las personas solas y necesitadas de asistencia y ayuda», el Papa recordó la importancia de la oración para realizar las propias tareas de la actividad cotidiana que no se oponen a ella. La historia de la Iglesia nos demuestra que esto es posible en las figuras de los santos. Benedicto XVI recordó a San Bernardo, «un modelo de armonía entre contemplación y laboriosidad» que observó en el libro «De consideratione» que «las muchas ocupaciones, una vida frenética, con frecuencia acaban endureciendo el corazón y haciendo sufrir el espíritu».

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El Papa resaltó a San Bernardo, modelo de «contemplación y laboriosidad»

La invitación a la oración es «un precioso llamado para nosotros hoy – continuó el Pontífice – habituados a evaluar todo con el criterio de la productividad y la eficiencia. El trecho de los Hechos de los Apóstoles nos recuerda la importancia del trabajo, pero también «nuestra necesidad de Dios, de su guía, de su luz que nos dan fuerza y esperanza. Sin la oración cotidiana vivida con fidelidad, nuestra actividad se vacía, pierde el alma profunda, se reduce a un simple activismo que, por último, nos deja insatisfechos», explicó.

Benedicto XVI en la catequesis resaltó también otro fruto importante de la oración y la lectura de la Biblia – una nueva perspectiva para la propia vida cotidiana. «Cuando la oración es alimentada por la Palabra de Dios – observó – la realidad es vista con nuevos ojos, con los ojos de la fe y el Señor, que habla a la mente y al corazón, concede nueva luz al camino en cada momento y en cada situación». Esto es también el fundamento de enfrentar las dificultades de la propia Iglesia que «delante del problema del servicio a los pobres, al tema de la caridad, es superada en la oración, a la luz de Dios, del Espíritu Santo».

«Para los Pastores – continuó el Papa – ésta es la primera y más preciosa forma de servicio para el rebaño confiado a él. Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, corremos el riesgo de sofocarnos en medio de las muchas cosas de todos los días». Al final de la catequesis, el Santo Padre invitó a una oración personal «en el silencio de una iglesia o de nuestro cuarto» que se une «en el Señor a tantos hermanos y hermanas en la fe, como un conjunto de instrumentos que, a pesar de su individualidad, elevan a Dios una única gran sinfonía de intercesión, de agradecimiento y de alabanza».

El Papa invitó a los fieles de lengua española presentes a «participar en la apasionante tarea de edificar la Iglesia de Cristo en todas sus facetas, no solamente con buena voluntad, sino santificando con la oración cada uno de los pasos de nuestro hacer.» Repitiendo en portugués: «En medio de los innúmeros quehaceres diarios, es justamente en la oración, alimentada por la Palabra de Dios, que encontraréis nuevas luces para guiaros en cada momento y situación.»

 

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