jueves, 18 de abril de 2024
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Gaudium Press habló con Mons. Tobin antes de partir al Congreso Eucarístico Internacional

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 13-06-2012, Gaudium Press) Hoy de mañana al final de la audiencia general el Papa Benedicto XVI dirigió un apelo por el 50° Congreso Eucarístico Internacional que desde el domingo pasado trascurre en la capital de Irlanda, Dublín, sobre el tema «La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros».

«El Congreso Eucarístico Internacional es una preciosa ocasión para reafirmar la centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia. Presente en el Sacramento del Altar con el supremo Sacrificio de amor de la Cruz, Jesús se dona a nosotros, haciéndose alimento, asimilándonos a Él, haciéndonos entrar en comunión con Él. Y a través de esta comunión, nos sentimos unidos, nos tornamos una sola cosa en Él, miembros unos de otros. Me gustaría invitarlos a unirnos espiritualmente a los cristianos de Irlanda y del mundo, y a rezar por los trabajos del Congreso, a fin de que la Eucaristía sea siempre el corazón pulsante de la vida de toda la Iglesia», dijo el Papa.

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El Arzobispo americano relató varios recuerdos de su juventud

Antes de su partida para Dublín, Gaudium Press conversó en Roma con Mons. Joseph Tobin, C.Ss.R., arzobispo americano y hace casi dos años Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, sobre el significado de la Eucaristía en nuestra vida, en la formación y vida de los religiosos, así como del tema de la esperanza.

Gaudium Press – El profesor Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, en su Teología destaca la importancia de la Eucaristía en la dimensión eclesial. ¿Cuál es el mensaje para nosotros hoy?

Mons. Joseph Tobin – Uno de los principios de la teología es que la Eucaristía hace la Iglesia. Así, el Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia habla sobre la Eucaristía como cumbre de todas las actividades de la Iglesia. Por lo tanto, todo lo que hacemos en la Iglesia está relacionado con la Eucaristía. Debido a que es en la Eucaristía, donde tocamos la esencial relación entre Dios y los seres humanos. Dios es alguien que viene a mí, ser humano, en una forma salvadora en la vida, muerte y resurrección de Jesús.

GP – Para la vida consagrada, ¿cuál es la importancia de la Eucaristía?

Mons. Tobin – Es algo esencial para nosotros. Creo que la Eucaristía, es hablar más de amor. Hay diferentes maneras de expresarlo, debido a que hay diferentes sentimientos, de cómo se realiza esa experiencia. Yo pienso que la Eucaristía es tan importante para la vida consagrada porque básicamente es dar la vida por los otros. Se trata de la libertad de dar tu vida a Dios y al pueblo de Dios. Lo que tratamos de hacer en nuestra manera imperfecta es lo que Jesús hizo. Y Jesús la noche antes de morir, Jesús dijo que esto es lo que una vida, mi vida, debe ser. Mi vida es quebrada por ti, mi vida es entregada por vosotros y haced esto en memoria de mí.

Por lo tanto, creo que la vida consagrada es simplemente celebrar la Eucaristía y vivir la vida como la vivió Jesús. Esa confianza en Dios Padre para permitir que nuestra vida sea entregada. Creo que lo que los votos significan no son simplemente obligaciones de hacer esto, de no hacer aquello, sino a través de ellos tratar de entrar en ese movimiento Eucarístico de Jesús. Sería para nosotros una especie de anorexia espiritual no recibirlo.

Creo que otra parte de la Eucaristía que tiene que ver directamente con los religiosos es la adoración de Cristo presente en la Eucaristía de una manera que nos permite estar tranquilos con alguien que nos ama, y con quien podemos hablar. No simplemente como Salvador, sino como un amigo y como hermano. Por lo tanto, creo que la mayoría de los religiosos encuentran algún consuelo real, algo de fuerza real en la adoración eucarística. Recuerdo al tío de mi madre, que era un gran héroe cuando yo era un niño. Él era médico. Vivió una fe muy sencilla. Él iba a misa todos los días para tener la fuerza para hacer lo que hacía. Él rezaba al Ángel de la Guarda para estar donde se suponía que debía estar, todos los días. Recuerdo haberlo escuchado hablar con mi madre acerca de los religiosos y religiosas. Él decía que no podía entender por qué algunos de ellos tenían estos problemas, ya que vivían bajo el mismo techo con Jesucristo presente en el Sacramento. Tal vez, algunas de las cosas que nos perturban, podría ser tratadas con una relación más estrecha con Cristo en la Eucaristía.

GP – ¿Podemos decir que de alguna manera la crisis de la vida consagrada es un efecto de la falta de adoración eucarística y compromiso en las celebraciones?

Mons. Tobin – Creo que muchas cosas buenas de la vida pierden su verdadero rostro cuando las convertimos en obligación, como cosas que tenemos que hacer. Ahora, algunos jóvenes me dicen: «¿Tengo que ir a Misa? Puedo rezar en el bosque…» ¡Claro que puede! Rece donde quiera. El por qué usted debe pensar en la Eucaristía es porque Jesús nos pidió que lo hiciéramos. No fue algo que salió de la Iglesia: «¿Cómo la gente puede pasar su tiempo los domingos». ¡No! Desde el principio esto es lo que Jesús hizo.

Él tomó el pan y lo partió. Tomó una copa y la bendijo y la dio a sus discípulos y dijo: «¡Haced esto en memoria mía!» Pregúntele a Jesús por qué es más importante hacer lo que él nos pidió que hacer la oración en el bosque. Yo no creo que sean exclusivos. Desafortunadamente, la manera en que a veces celebramos la Eucaristía da la impresión de que es simplemente una obligación obligación que cumplimos. Cosas como el Congreso Eucarístico nos pueden ayudar a dar un paso atrás y mirar de nuevo. Tal vez, no es una simple obligación. Tal vez, hay aquí un gran don. Creo que iría a misa de todos modos, aunque yo no esté obligado a ir. No hacer algo por Dios, sino permitir a Dios que haga algo por mí. Para alimentarme. Para darme la certeza que de me estoy alimentando espiritualmente de algo, mejor que con patatas fritas y Coca-Cola.

GP – Parece muy fácil de entender para aquellos que creen. ¿Cuál es el mensaje de la Eucaristía para los que no creen?

Mons. Tobin – No sé si realmente has tratado hablar con alguien sobre lo que es el amor, alguien que no crea que el amor sea posible. No es una conversación fácil, pero es una buena conversación. Algunas personas se enojan bastante, incluso con la mera posibilidad de creer. Pienso que lo que el Congreso Eucarístico puede hacer es por lo menos plantear la cuestión. Veo este estilo del Santo Padre en algunos viajes en Europa. Hubo sitios inicialmente hostiles, estoy pensando sobre todo en Francia y Gran Bretaña. He estado estudiando en Inglaterra en 2010, antes de que él fuese. Me doy cuenta que yo estaba rezando por el Santo Padre, porque no iba a ser bien recibido. Pero creo que su simplicidad y claridad ganó los corazones. Y al final del día, la experiencia fue buena no sólo para el Santo Padre, sino también para los ingleses, porque él levantó algunas preguntas no una manera muy espectacular. Él se limitó a decir lo que quería decir sin oponerse a nada ni a nadie. Lo que el Congreso Eucarístico puede hacer es plantear una pregunta.

Recuerdo, esta es una historia acerca de una escritora en los Estados Unidos… Una mujer muy famosa del sur de Estados Unidos. Flannery O’Conner. No sólo era una gran escritora, sino una especie de excepción para esa región. Ella era católica. Su hermana estaba casada con un hombre que no era católico. Un día él decidió convertirse al catolicismo y entró en la Iglesia. Alguien le preguntó por qué se había vuelto católico. Él dijo: «Bueno, a causa de la Eucaristía. Lo que me causó curiosidad eran los tan malos sermones en la Iglesia Católica. Me pregunté por qué estas personas regresan. Entonces, descubrí por qué. No era por el sermón, era por lo que ocurría después. Eso ganó mi corazón».

GP -De hecho, el Congreso Eucarístico tiene también como objetivo recordar el carácter misionero de la Iglesia Católica en Irlanda en la historia. Y esto también es parte de la historia de su familia …

Mons. Tobin – Por parte de padre mis abuelos vinieron a los Estados Unidos y mi padre nació en Boston. La familia de mi madre tiene una generación en los Estados Unidos. Algunas de las prácticas propias de algunos católicos irlandeses estaban presentes en ambos lados. Mi abuela de parte de papá, ella hablaba bien inglés, pero ella oraba en Irlandés porque no estaba segura de que Dios entendiese inglés. Sin embargo, para ambos lados de mi familia, la misa era muy importante. Y todavía lo es. La devoción a María, a los santos, especialmente a San Patricio y San Brigitte, patronos de Irlanda.

Supongo que mi familia sufrió por su fe. La familia de mi madre llegó de la parte Norte, donde la represión era muy fuerte. Ella recuerda a sus parientes hablar de ir a misa a escondidas. Había cosas que se llamaban «misas de roca», los domingos el sacerdote venía y celebraba la Eucaristía. Cuando mi madre regresó a Irlanda hace algunos años, las lágrimas le vinieron al rostro al pensar en los abuelos que tuvieron que esconderse allí para celebrar la Eucaristía. Por mucho tiempo, especialmente en Norteamérica, ser irlandés era ser católico. Ahora, creo que algunos de los soportes de las culturas van a desaparecer. Yo soy uno de trece hijos. Cuando la gente dice a mi madre: Cuan afortunada es la Sra. Tobin, que tiene trece hijos y todos fueron a la universidad. Ella dice, es más maravilloso que todos ellos practican su fe. Ellos no hacen esto para complacer a mi madre, sino que es una parte de ellos. Estamos muy orgullosos de ser de origen irlandés y estamos orgullosos de ser católicos.

GP – El Arzobispo Brown, nuevo Nuncio Apostólico en Irlanda, dijo al comienzo de su servicio que algo hermoso va a pasar para la Iglesia Católica en Irlanda. ¿Cuáles son sus esperanzas para el Congreso Eucarístico en Dublín?

Mons. Tobin – Creo que tal vez cada nación tiene sus luces y sus sombras. Creo que para nosotros irlandeses uno de los elementos de los lados de sombra de nuestra fe es la facilidad de reducir algunas cosas a obligaciones. Tenemos un fuerte sentido del pecado. Una de mis esperanzas es que la Eucaristía pueda ser redescubierta por personas que perdieron el amor. Que podamos redescubrir el don. Para descubrir lo que el don de la Eucaristía es en mi vida y en la vida de mi comunidad, de mi familia. También espero que el Congreso permita a las personas redescubrir el sentido de la comunión. No sólo con Jesús en los sacramentos, sino también del cuerpo de Cristo con las personas que me rodean. Que la salvación en la comunión no es sólo yo y Jesús. Si fuera así, sería sobre todo yo. San Agustín dijo en un momento dado: Cuando vemos la hostia, decimos Cuerpo de Cristo, Amén. Tú dices: Sí, creo que es el Cuerpo de Cristo. Somos el cuerpo de Cristo. Tenemos que decir que sí. Esperemos que la Eucaristía para los irlandeses sea un centro de unidad de nuevo.

Espero que los jóvenes que crecieron en este caos terrible, sean capaces de vislumbrar lo que es realmente importante y no hay nada más importante en la vida de la Iglesia que la Eucaristía. Y si el Congreso puede comunicar eso de una manera increíble a los jóvenes, creo que será una buena cosa.

GP – Ud ha sido invitado a dar una conferencia en el Congreso…

Mons. Tobin – Voy allí a ofrecer una simple catequesis a los jóvenes. Me pidieron que hablara sobre el papel de la comunión en la vida de un sacerdote. Eucaristía como signo de la comunidad. Voy a contar la historia que me fue dicha por un sacerdote en un lugar donde yo solía ir a retiro. El sacerdote era muy popular con los jóvenes para los días de recogimiento. Él me dijo una vez que estaban juntos estudiantes afro-americanos y blancos de la misma escuela antes de graduarse, se les iba a hacer un día de retiro. Dijo que desde el principio hubo una especie de tensión que se encendió.

Él no podía entender lo que estaba sucediendo. Al final del día dijo que iba a celebrar una Eucaristía. Ellos tuvieron una liturgia de la Palabra, el sacerdote habló un poco del mensaje que traían las lecturas. A continuación, invitó a la gente a participar en la oración. El primer orador fue una chica blanca que dijo algo así: «que estemos siempre unidos como estamos ahora». En este punto, todos los estudiantes afro-americanos partieron. Pregunté al sacerdote: «¿qué hiciste?». Me dijo que permaneció sentado allí por un minuto y luego se quitó la estola y dijo que creía que todos tenían que ir a las habitaciones y esperar el bus que los llevase de regreso a la escuela. No creía que se debía celebrar la Eucaristía.

Ese no es el final de la historia. Dijo que alrededor de una semana o dos más tarde comenzaba el retiro con personas adultas. Era viernes por la noche. Dijo que se dio cuenta de algunos jóvenes de pie en el fondo de la sala. Eran tres de los estudiantes afro-americanos. El líder dijo «Padre volvimos por dos razones. En primer lugar, queremos decir que lo sentimos por lo que pasó porque hemos tenido problemas entre nosotros. La segunda cosa es que no sentimos lo que pasó, porque ahora entendemos lo que significa la Eucaristía. No lo entendíamos, hasta que no se pudo celebrar la misa. Por lo tanto, creo que tengo que decir lo que dijo Jesús en el Evangelio de Mateo: si traes tu ofrenda al altar y recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda y ve a reconciliarte con tu hermano, y luego regresa y haz tu ofrenda».

Ellos se dieron cuenta que el sentido de la reconciliación tiene que ocurrir incluso antes de la Eucaristía, para que podamos celebrar la Eucaristía. No puedo seguir odiando a alguien y escuchar lo que Jesús dijo ‘esto es mi cuerpo, esta es mi sangre’…

Gaudium Press / Anna Artymiak

 

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