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Luz de la Fe: primera encíclica, "Lumen Fidei", es lanzada por el Papa Francisco

Ciudad del Vaticano (Viernes, 05-07-2013, Gaudium Press) Lumen Fidei, o la «Luz de la fe» es el título de la primera encíclica lanzada por el Papa Francisco. El documento reflexiona sobre el «Año de la Fe», y fue iniciado por Benedicto XVI cuando todavía era Papa. Después de su renuncia, el documento fue entregado al Papa Francisco, quien lo concluyó, firmando la encíclica el pasado día 29 de junio.

1.jpgLa encíclica fue presentada esta mañana en el aula Juan Pablo II de la Sala de Prensa Vaticana. El Cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y uno de los prelados que presentó el documento, declaró a Radio Vaticano que «la esencia de la encíclica Lumen Fidei consiste en entrar en el corazón del hombre y llevar la esperanza eterna a la sociedad».

La encíclica está dividida en 60 ítems y tiene una introducción, cuatro capítulos y una conclusión. Las Encíclicas son cartas abiertas, escritas por el Santo Padre, dirigidas al mundo. Juan Pablo II, publicó 14 de ellas. Benedicto XVI publicó tres.

Abajo, el párrafo que inicia la Encíclica «Lumen Fidei»:

La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn 12,46). También san Pablo se expresa en los mismos términos: « Pues el Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas», ha brillado en nuestros corazones » (2 Co 4,6). En el mundo pagano, hambriento de luz, se había desarrollado el culto al Sol, al Sol ‘invictus’, invocado a su salida. Pero, aunque renacía cada día, resultaba claro que no podía irradiar su luz sobre toda la existencia del hombre. Pues el sol no ilumina toda la realidad; sus rayos no pueden llegar hasta las sombras de la muerte, allí donde los ojos humanos se cierran a su luz. « No se ve que nadie estuviera dispuesto a morir por su fe en el sol », decía san Justino mártir. Conscientes del vasto horizonte que la fe les abría, los cristianos llamaron a Cristo el verdadero sol, « cuyos rayos dan la vida ». A Marta, que llora la muerte de su hermano Lázaro, le dice Jesús: « ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? » (Jn 11,40). Quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso.

Si quiere conocer el texto completo de la encíclica, puede hacer clic aquí

Con informaciones de Rome Reports.

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