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Ciudad del Vaticano (Viernes, 11-04-2014, Gaudium Press) La Sala Clementina del Palacio Apostólico fue el ilustre escenario en el que el Papa Francisco recibió hoy a 470 miembros del Movimiento por la Vida italiano.
»La vida humana es sagrada e inviolable -recalcó desde el inicio el Papa-. Todo derecho civil se asienta en el reconocimiento del primero y fundamental de los derechos, el derecho a la vida, que no está subordinado a condición alguna, ni cualitativa, ni económica, ni tanto menos ideológica», expresó con elocuencia el Pontífice a los asistentes.
El Papa elogió la labor de uno de los principales proyectos del Movimiento por la Vida, el ‘Proyecto Gema’ (una forma de adopción prenatal a distancia de mujeres embarazadas en dificultad), proyecto que »en estos últimos 20 años ha permitido, a través de una forma particular de solidaridad concreta, el nacimiento de tantos niños que, de otra forma, no habrían visto la luz», destacó.
»Uno de los peligros más graves a los que está expuesta nuestra época es el divorcio entre economía y moral, entre las posibilidades que ofrece un mercado provisto de cualquier novedad tecnológica y las normas éticas elementales de la naturaleza humana, cada vez más arrinconada. Por lo tanto, es necesario reiterar la oposición más firme a cualquier atentado directo a la vida, especialmente inocente e indefensa, y el nonato en el seno materno es el inocente por antonomasia. Recordemos las palabras del Concilio Vaticano II: ‘La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables’.»
El Papa Francisco narró a los asistentes un hecho conmovedor: »Recuerdo hace tanto tiempo que participé en una conferencia con médicos. Después de la conferencia los saludé y mientras hablaba con ellos, uno me llamó aparte. Tenía un paquete y me dijo: »Padre quiero dejarle esto a usted. Son los instrumentos que he utilizado para abortar. He encontrado al Señor, me he arrepentido y ahora lucho por la vida. Y me dio todas las herramientas. Recemos por este buen hombre».
El Papa señaló también que es a todo cristiano a quien corresponde dar testimonio de defender la vida en todas sus fases: «Os animo a hacerlo siempre con la actitud de la cercanía, de la proximidad: ¡Que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada!».
Finalmente el Pontífice habló también de la necesaria preocupación que hay que tener con los ancianos, aquellos que «tienen la sabiduría de la historia», y «son la memoria de un pueblo», y confió el Movimiento por la Vida a la protección de la Virgen María.
Con información de Radio Vaticano
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