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Ciudad del Vaticano (Sábado, 12-04-2014, Gaudium Press) La Plaza de San Pedro en el Vaticano se prepara con los tradicionales «parmurelli» para celebrar la procesión del Domingo de Ramos. Estas palmas trenzadas y las ramas de olivo recordarán la aclamación del pueblo a Jesucristo en su entrada a Jerusalén, pocos días antes de su Pasión. Con la presencia de miles de devotos, el Papa Francisco presidirá la Eucaristía después de la procesión y luego dirigirá el tradicional Ángelus en honor de la Santísima Virgen.
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| El Papa Francisco, durante la procesión de Domingo de Ramos de 2013. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
Algunos detalles de los preparativos de la Solemnidad fueron explicados por el P. Federico Lombardi, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en una rueda de prensa del sábado 12 de abril. «Durante la celebración del Domingo de Ramos, el Santo Padre Francisco llevará un báculo pastoral que le ha sido donado por los presos de la cárcel de San Remo (Italia)», comunicó el sacerdote. «Es muy sencillo, de madera de olivo. La parte superior termina con la cruz y también lleva el escudo del Papa».
El P. Lombardi también explicó que la decoración de la Plaza de San Pedro con ramas de olivo y palmas fue ofrecida por la región de Pulla, en Italia, y llegó al Vaticano desde San Remo. De igual manera una ofrenda especial para el Pontífice, un «parmurelo» de más de dos metros de altura, fue confeccionado especialmente para la celebración con tres ramas de palma que representan las tres Personas de la Santísima Trinidad.
Una cooperativa proveniente de Pulla realizará un adorno con flores de colores, palmas y ramas de olivo que representa el ofrecimiento de la región «por gratitud al Santo de los Santos, para invocar la gracia del perdón y la reconciliación para la familia humana». En un texto que se distribuirá a los peregrinos se explica que la ofrenda contiene simbólicamente una flor para cada uno de los Beatos Pontífices Juan Pablo II y Juan XXIII. La flor del beato Juan XXIII es «fresca como su palabra evangélica, delicada como su sencillez, intensa como su abrazo humano», mientras que la del Beato Juan Pablo II, «el Papa del coraje», es «fuerte como su vocación misionera, duradera como su oración, perfumada como su acto de consagración a María».
Con información de Radio Vaticano.
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