viernes, 29 de marzo de 2024
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"La Pasión de Jesús es prueba del Amor supremo", dice obispo de Frederico Westphalen, Brasil

Frederico Westphalen (Martes, 15-04-2014,Gaudium Press) Mons. Antonio Carlos Rossi Keller, obispo de la diócesis de Frederico Westphalen, en Río Grande del Sur, reflexionó en su último artículo sobre el domingo de Ramos, que muestra el triunfo de Cristo por la cruz, el triunfo por la humildad. Él afirma que, con toda claridad, Jesús deshace el sueño triunfalista de sus coterráneos.

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De acuerdo con el prelado, el pueblo de la época esperaba un rey que se presentase revestido de gloria y poder, que vendría a restaurar la grandeza y el esplendor perdidos de Israel, reduciendo a las naciones vecinas a su obediencia. En la práctica, el obispo afirma que era esto lo que esperaban: cuando Pedro oye a Jesús hablar de su pasión, lo llama aparte, para disuadirlo de este propósito; la madre de los hijos del Zebedeo pide para ellos un lugar de relieve en el reino; y Jesús sorprende a los Apóstoles discutiendo entre sí cuál de ellos era el mayor, el más importante en el reino.

«¿No es también este el sueño que muchas veces apreciamos acerca de la situación de la Iglesia en el mundo? ¿No estamos a la espera de triunfalismos de ella que reduzcan al silencio a sus adversarios, mientras, de afuera, contemplamos y aplaudimos, felices, su victoria? ¿No hablamos con tanta frecuencia del triunfo con un simple sabor mundano?», cuestiona.

Según Mons. Antônio, Jesús se presenta humildemente montado en un burrito, y no en un lujoso caballo; no ostenta cualquier insignia que recuerde su realeza; viene, como siempre, revestido de simplicidad y humildad, y pide que la Iglesia lo imite.

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El prelado recuerda que la 1ª Lectura del Domingo de Ramos presentó al Siervo de Yahveh figura del Mesías profetizado triunfando sobre el sufrimiento, la paciencia y la mansedumbre. Conforme el obispo, él no traba con nadie una lucha cuerpo a cuerpo, porque no es este el camino que el Padre escogió; él alcanzará el triunfo por el amor sin límites.

No existe cristianismo sin dificultades

«Con toda la paciencia, sin volver el rostro, desarma a sus adversarios, que esperaban enfrentar dificultades. Su oído atento va recogiendo lo que el Señor le manda. Nosotros, sin embargo, somos tentados a hacer la fuga a todo lo que exige de nosotros sacrificio como ideal de nuestra vida y una táctica de combate. Por este camino no llegaríamos nunca, con Jesucristo, al Calvario y, por él, a la glorificación eterna», analiza el prelado.

Además, Mons. Antônio resalta que la fidelidad es la gran lección del camino de la Cruz. Al terminarlo, Jesús puede exclamar: «Todo está consumado». Para el obispo, tal como fuera profetizado en el siervo de Yahveh, Jesús no vuelve el rostro para esquivarse a los golpes, no se retrae delante del sufrimiento, sino que lleva hasta el fin, con divina fidelidad, los designios del Padre.

Por último, el prelado destaca que este caminar según la voluntad de Dios, sin desvíos en los deberes, sin retrocesos, también cuando la fidelidad no es aplaudida, es el ideal cristiano. Él enfatiza que el mensaje de la Pasión de Jesús tiene una actualidad especial para nuestros días en que muchos sueñan con un cristianismo sin renuncias, sin mandamientos ni dificultades.

«La Pasión de Jesús es prueba del Amor supremo. Delante el desconcierto de los Apóstoles, los discípulos y también del nuestro, Jesús se entrega a la Pasión y Muerte. Es el pasaje obligatorio por el túnel que da a la glorificación final, por la Resurrección», concluye. (FB)

 

 

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