viernes, 29 de marzo de 2024
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Papa en Pentecostés: "El Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor, y nos llama a vivirlo"

Ciudad del Vaticano (Lunes, 09-06-2014, Gaudium Press) Evidentemente el Espíritu Santo fue el «protagonista» de la homilía del Papa Francisco ayer en la Basílica vaticana, con ocasión de la fiesta de Pentecostés.

Un Espíritu Santo que ya había sido prometido a los apóstoles por el propio Jesús, promesa que se cumplió 50 días después de la Pascua:

«Hablando a los Apóstoles en la Última Cena, Jesús les dijo que, luego de su partida de este mundo, les enviaría el don del Padre, o sea el Espíritu Santo (cfr. Jn 15,26). Esta promesa se realiza con potencia en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos reunidos en el Cenáculo. Aquella efusión, si bien extraordinaria, no permaneció única y limitada a aquel momento, sino que es un evento que se ha renovado y se renueva todavía. Cristo glorificado a la derecha del Padre continúa realizando su promesa, enviando sobre la Iglesia el Espíritu vivificante, que nos enseña, nos recuerda, nos hace hablar», dijo el Papa.

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El Papa recorre las multitudes en la Plaza de San Pedro ayer – Foto: Radio Vaticano

Es la acción del Espíritu Santo la que establece una unión de corazón con Jesús: «El Espíritu Santo nos recuerda, nos recuerda todo aquello que Jesús ha dicho. Es la memoria viviente de la Iglesia. Y mientras nos hace recordar, nos hace entender las palabras del Señor».

La acción del Espíritu Santo también exige de quien la recibe un compromiso: «Esto requiere de nosotros una respuesta: mientras más generosa es nuestra respuesta, en nosotros se transforman más en vida las palabras de Jesús, volviéndose actitudes, elecciones, gestos, testimonio. En esencia, el Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor, y nos llama a vivirlo».

El Espíritu Santo acerca a Dios, que es Él mismo, fortalece la comunicación con la Divinidad, y ayuda en la comunicación con los hermanos:

«El Espíritu nos hace hablar con los hombres en el diálogo fraterno. Nos ayuda a hablar con los demás reconociendo en ellos a hermanos y hermanas; a hablar con amistad, con ternura, comprendiendo las angustias, las esperanzas, las tristezas y las alegrías de los demás».

«Pero hay más: el Espíritu Santo nos hace también hablar a los hombres en la profecía, o sea haciéndonos «canales», humildes y dóciles, de la Palabra de Dios. La profecía es hecha con franqueza para mostrar abiertamente las contradicciones y las injusticias, pero siempre con docilidad e intención constructiva. Penetrados por el Espíritu de amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que ama, que sirve, que dona la vida», enfatizó el Pontífice.

Con información de Radio Vaticano

 

 

 

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