sábado, 20 de abril de 2024
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Depresión porque no tienen qué hacer…

Maringá (Miércoles, 22-07-2014, Gaudium Press) «Una vida en defensa de la vida». Este es el título del más reciente artículo de Mons. Anuar Battisti, Arzobispo de Maringá, en el estado de Paraná, Brasil. El Prelado recuerda que la Pastoral del Niño está celebrando 31 años de existencia en Brasil, y, con la gracia de Dios, son más de 1 millón ochocientos mil niños que son acompañados mensualmente con amor y dignidad.

De acuerdo con el Arzobispo, esos años de trabajo sucedieron y suceden porque una mujer, inspirada por Dios, tuvo la iniciativa de disminuir casi totalmente la mortalidad infantil en la ciudad de Prudentópolis, en Paraná, a través de pequeñas acciones, como el suero casero y la multimezcla: la Doctora Zilda Arns, víctima del terremoto en Haití en 2008, que dio la vida trabajando por los niños del país más pobre de este Continente.

«La Pastoral del Niño nació del corazón de Dios, en el corazón de una mujer. Ese hecho hizo y hace la diferencia en la defensa de la vida, de millones de niños en el mundo. Al lado de estas acciones concretas surgieron otras, que van desde el acompañamiento de la madre gestante hasta los seis años de edad. Todo el trabajo de este ejército de voluntarios es mantenido por la mística del amor concreto, teniendo como luz la palabra del Señor», agrega Mons. Anuar.

«Yo vine para que todos tengan vida y la tengan en abundancia». Según el Arzobispo, el gran y fundamental objetivo es la promoción y defensa de la vida, de aquellos que son más vulnerables en el seno de la familia y la sociedad, y esa experiencia hoy está presente en varios países de América Latina y África.

Una visita al Paraguay

Mons. Anuar destaca que, la semana pasada, él formó parte de una misión de la Pastoral del Niño, en Paraguay, acompañando a la Hermana Zenaide, religiosa cuyo carisma es trabajar con migrantes, y la señora Danieli, laica destinada para acompañar la pastoral internacional. Él explica que la misión del grupo era encontrar, animar, y entusiasmar a las líderes que hoy ejercen la Pastoral del niño en Paraguay, como también encontrar los obispos en sus diócesis donde existe un buen trabajo, pero, que puede avanzar más.

«Me quedé impresionado por el coraje y dedicación de aquellas mujeres simples, humildes, que dan la vida, entendieron lo que significa hacer pastoral y Pastoral del Niño. En medio de tantas dificultades y desafíos, no desaniman, están cada vez más fuertes. Fui con la misión de animar y volví animado. Volví con el deseo de continuar apoyando, no solo aquí en nuestra realidad, y sí, abriendo el corazón para otras realidades mucho más desafiantes que la nuestra», afirma.

El Prelado también recuerda a una religiosa brasileña que trabaja hace años en Paraguay, que les dijo lo siguiente: «Cuando voy a visitar a mis familiares en Maringá y veo que tantas cosas son tiradas, yo quisiera tener un camión y traer todo y donar a nuestra gente».

Por último, Mons. Anuar resalta que podemos y debemos ser solidarios no solo con lo que tiramos, o gastamos inútilmente, sino dar de nosotros mismos. «Cuánta gente en depresión porque no tienen qué hacer, o cree que ya hizo todo. Hay mucha gente precisando de ti y no de cosas. Levántese, ve en misión. Hay personas que necesitan de ti, de tu vida, y esas personas pueden estar a tu lado», concluye. (FB)

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