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Próximo Congreso Mundial de la Misericordia en Filipinas tendría inspiración mariana

Bogotá (Miércoles, 20-08-2014, Gaudium Press) El fundador del Santuario Nacional de la Divina Misericordia en Filipinas, P. Vicente Robles, fue uno de los participantes del Tercer Congreso Mundial Apostólico de la Misericordia celebrado en Bogotá, Colombia. El sacerdote explicó a Gaudium Press sus expectativas del próximo Congreso Mundial, que será celebrado en 2017 en Filipinas y que tendrá como característica el ambiente de festiva devoción de sus habitantes y que podría tener una fuerte influencia de la espiritualidad mariana. Además, relató su propio testimonio de la Misericordia Divina.

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Fachada del Santuario Nacional de la Divina Misericordia en Marialo, Filipinas. Foto: Lulot Ruiz.

«2017 será un año importante, es el centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, así que haremos algo conectado al mensaje de Fátima», indicó. «No es algo oficial pero es algo que se está sugiriendo». Así mismo, vaticinó una gran participación de los fieles en los actos que rodeen la programación del Congreso en un país caracterizado por multitudinarias manifestaciones públicas de fe. «Tengo la aspiración de que puedan asistir un millón de personas a la Clausura del Congreso», precisó el sacerdote. La cifra, que puede parecer exagerada en otros países, es una convocatoria normal para los grandes eventos religiosos como la fue la Eucaristía de acción de gracias por la canonización de San Pedro Calungsod en Cebú en el año 2012.

La posibilidad de dar un carácter mariano al Congreso Mundial despierta una aspiración espiritual en reconocido este promotor de la devoción de la Divina Misericordia: «Sería un hecho histórico poder consagrar en ese año el mundo entero al Inmaculado Corazón de María, de forma que tengamos paz». Para él, la historia de Filipinas y del mundo ratifican su esperanza.

La historia, prueba de la fe

El P. Robles explicó que la devoción a la Divina Misericordia y a Nuestra Señora de Fátima se encuentran vinculadas. «Hay una relación. Cuando San Juan Pablo II recibió el disparo de bala en la plaza de San Pedro, mientras estaba en el hospital, tuvo dos documentos para leer: el Mensaje de Fátima y la devoción a la Divina Misericordia, que en ese momento no era muy conocida. Después publicó la Encíclica Dives in Misericordia». La relación de los dos mensajes identificaría también el fallecimiento del Santo. «San Juan Pablo II murió en el primer sábado de mes, día dedicado al Inmaculado Corazón de María, y en la víspera de la Fiesta de la Divina Misericordia. Hay conexión».

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Padre Vicente Robles, fundador del Santuario Nacional de la Divina Misericordia en Filipinas. Foto: Miguel Farías / Gaudium Press.

Para el pueblo filipino la unión es más evidente debido a los extraordinarios acontecimientos registrados en la década de 1980. Mientras Filipinas se encontraba bajo la dictadura y aumentaban las tensiones con grupos opositores radicales – las cuales hacían temer una inminente guerra civil – la devoción a la Divina Misericordia avanzó notablemente desde 1986. «Se hizo muy conocida a través de la televisión (en cuatro canales nacionales) porque a las tres de la tarde se interrumpía la programación para emitir la imagen de Jesucristo y todos hacían oración», recordó el sacerdote. «Fue iniciativa de los ciudadanos y los periodistas. Luego se hicieron convenciones locales para expandir y exponer la devoción».

En 1984 San Juan Pablo II consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María y los Obispos de Filipinas siguieron su ejemplo en 1986, cuando la situación del país parecía desbordarse. «Yo era seminarista, y sabía que era cuestión de tiempo que los radicales intentara tomar el poder, teníamos miedo», recordó el P. Robles. El día 08 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen, la Iglesia consagró a Filipinas al Inmaculado Corazón de María en una multitudinaria Eucaristía en el parque nacional de Luneta. «Mi oración ese día era: ¿cuál será el regalo por esta Consagración?».

El regalo llegaría meses después cuando, al borde de una confrontación bélica entre el gobierno y los opositores, el Cardenal Jaime Sin convocó a los fieles a salir a las calles a rezar el Santo Rosario. «Yo lo vi, yo estaba ahí, los tanques de guerra se detuvieron y dieron media vuelta y las personas vitorearon y se abrazaron de alegría», relató el sacerdote. La caída pacífica de la dictadura en Filipinas fue seguida en los años sucesivos por la disolución de la Unión Soviética, llevada a cabo sin que se produjera una temida guerra que durante décadas amenazó a la humanidad con las graves posibilidades de una confrontación nuclear.

El testimonio del Santuario Nacional

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Interior del Santuario filipino de la Divina Misericordia. Foto: Avin Malaca.

«Es por eso que debemos ser los portadores del estandarte, para lograr la paz», explicó el P. Robles. «Lo que es importante es que extendamos la fe». Este sacerdote, después de los hechos referidos, sintió la inspiración durante el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia de construir un templo en su honor. Este lugar, sintió en ese momento, llegaría a ser un Santuario Nacional a pesar de que no contara en ese momento con recursos para la obra. La ceremonia de inicio de obras se hizo el día de la beatificación de la hoy Santa Faustina Kowalska, el 18 de abril de 1993.

La primera obra fue una capilla de adoración eucarística y más adelante una gruta de la Nuestra Señora de Fátima, un monumento en forma de tumba simbólica de los niños no nacidos víctimas de aborto y una capilla en honor de Nuestra Señora de Guadalupe. A finales de 1994, el templo cuya construcción avanzaba fue hecho parroquia y se completó un convento adyacente. Se elaboraron representaciones del Via Crucis en tamaño natural, se adecuó la Colina del Santo Rosario y el llamado Camino de Sanación y exhibiciones sobre la Beata Madre Teresa de Calcuta y el Santo Sepulcro.

En la Asamblea Plenaria de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas de enero de 2001 los prelados aprobaron la declaración del templo como Santuario Nacional de la Divina Misericordia y su consagración como tal se realizó en noviembre 30 de 2002, aniversario número 22 de la Carta Encíclica Dives in Misericordia. El P. Vicente Robles, tras 15 años de servicio en el Santuario fue asignado nuevamente a una parroquia, desde donde continúa el apostolado de la devoción a través diversas iniciativas entre las que se destacan la elaboración de una historieta que hace accesible el contenido de las revelaciones recibidas por Santa Faustina a los públicos más populares.

Gaudium Press / Miguel Farías.

 

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