jueves, 18 de abril de 2024
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En la Audiencia General, el Papa Francisco ha hablado de la centralidad de la Misericordia en el aspecto materno de la Iglesia

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 10-09-2014, Gaudium Press) En la catequesis de la Audiencia General de hoy, el Papa Francisco ha hablado de la esencialidad de la Misericordia en el aspecto materno de la Iglesia. «En nuestro itinerario de catequesis sobre la Iglesia, estamos considerando que la Iglesia es madre. La vez pasada hemos subrayado cómo la Iglesia nos hace crecer y con la luz y la fuerza de la Palabra de Dios, nos indica el camino de la salvación y nos defiende del mal. Hoy quisiera subrayar un aspecto particular de esta acción educativa de nuestra madre Iglesia, es decir, cómo ella nos enseña las obras de misericordia», dijo el Papa.

«Dios ha enviado su hijo, Dios se ha hecho hombre para salvarnos, es decir, para darnos su misericordia. Los dice claramente Jesús, resumiendo su enseñanza para los discípulos. ‘Sean misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso’ (Lc, 6,36). ¿Puede existir un cristiano que no se misericordioso? No», enfatizó el Pontífice.

«La madre Iglesia nos enseña a dar de comer y dar de beber a quien tiene hambre y sed, a vestir a quien está desnudo. Y ¿cómo lo hace? Lo hace con el ejemplo de tantos santos y santas que han hecho esto en modo ejemplar: pero lo hace también con el ejemplo de tantísimos papás y mamás, que enseñan a sus hijos que lo que nos sobra, es para quien no tiene lo necesario. Es importante saber esto. En las familias cristianas más simples ha sido siempre sagrada la regla de la hospitalidad: ano falta nunca un plato y una cama para quien tiene necesidad».

Atención a los enfermos, a los encarcelados, a los abandonados

El Papa recordó asimismo que «la madre Iglesia enseña a estar cerca de quien está enfermo»; «enseña a estar cerca de quien está en la cárcel».

Igualmente, «la madre Iglesia enseña a estar cerca de quien está abandonado y muere solo. Es lo que ha hecho la beata Teresa por las calles de Calcuta; es lo que han hecho y hacen tantos cristianos que no tienen miedo de apretar la mano a quien está por dejar este mundo. Y también aquí, la misericordia dona la paz a quien parte y a quien se queda, haciéndonos sentir que Dios es más grande que la muerte y que permaneciendo en Él, también la última separación es un ‘hasta pronto’ «.

Al encomiar las obras de misericordia, la Iglesia católica sigue el mandato de Jesús: «Queridos hermanos y hermanas, así la Iglesia es la madre, enseñando a sus hijos las obras de misericordia. Ella ha aprendido de Jesús este camino, ha aprendido que esto es lo esencial para la salvación. No basta amar a quien nos ama. Jesús dice que esto lo hacen los paganos. No basta hacer el bien a quien nos hace el bien. Para cambiar el mundo y mejorarlo, es necesario hacer el bien a quien no está en condiciones de correspondernos, como ha hecho el Padre con nosotros, donándonos a Jesús».

El Pontífice concluyó su intervención agradeciendo al Señor por ser hijos de la Iglesia, «que enseña el camino de la misericordia, que es el camino de la vida».

Con información de Radio Vaticano

 

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