viernes, 29 de marzo de 2024
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Arzobispo emérito boliviano recuerda el valor de la señal de la Cruz

Sucre (Martes, 16-09-2014, Gaudium Press) Con motivo de la reciente celebración de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Arzobispo emérito de Sucre, Bolivia, Mons. Jesús Pérez, destacó el valor que tiene el símbolo de la Cruz y el llamado de los seguidores de Cristo a cargar con sus propias penalidades en pos de su Maestro. «La Cruz es la enseña real de los elegidos, la Cruz con mayúscula y la cruz con minúscula, es decir la Cruz de Cristo y sus efigies, que son las penalidades de este mundo», recordó el prelado, cuya reflexión fue difundida por el informativo Iglesia Viva.

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La Cruz de Cristo es exaltada como fuente de vida y símbolo de gloria. Foto: Sean MacEntee.

Mons. Pérez recordó cómo la liturgia del Viernes Santo rinde culto a la Cruz de Cristo, en el memorial de la Pasión del Señor, y cómo al dedicar una fiesta particular a su exaltación, lo hace desde un sentido de gloria. «Hoy eleva de nuevo la Iglesia el lábaro de la victoria, pero lo hace entre voces de júbilo y aureolado de vivos y luminosos resplandores», explicó. «Hoy se nos invita a contemplar la cruz con profundo amor como el árbol de la vida, donde está nuestra salvación».

El Arzobispo emérito describió el origen de la fiesta, cuando la preciada reliquia de la Santa Cruz fue rescatada de manos de los persas en el año 614 y devuelta a Jerusalén, donde fue recibida con gran júbilo por los cristianos. «Cuando la Cruz llegó a Jerusalén, hubo una gran fiesta. Y fue colocada solemnemente en el ábside de la basílica», relató el prelado. «Para que no fuera nuevamente robada, se partió en tres grandes partes. Una de ellas fue llevada a Roma, otra a Constantinopla y una tercera se dejó en Jerusalén. De estas partes se hicieron pequeñas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero que se llaman «Vera Cruz» (verdadera cruz)».

La Cruz, fuente de vida

«Miremos a la cruz como el árbol de la vida», recomendó Mons. Pérez. En este árbol se obtuvo la redención de los pecados, y es una contraposición al árbol de la ciencia del bien y del mal cuyo fruto prohibido fue consumido por los primeros padres en el primer acto de desobediencia a Dios. «En recuerdo de la Santa Cruz de Cristo nos hacemos la señal de la cruz y tenemos muy vivos los sentimientos de amor que nos tiene el Padre como nos dice san Juan en el Evangelio: ‘tanto amó Dios al mundo que entregó su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna'».

El Arzobispo emérito describió la Cruz como el lugar desde donde reina Cristo: «Cristo reina porque ha amado y sigue amando al Padre y a todos nosotros, pues dio la vida y sigue dando la vida en la Eucaristía». También pidió a los católicos trabajar con esfuerzo para que el reinado de Cristo se extienda «en los corazones, en la familia y en el mundo entero» y el Salvador ejerza su triunfo sobre todos sus enemigos. «Esos enemigos de Cristo son los poderes espirituales, ideologías, costumbres, modas que buscan alejarnos de asumir la cruz de cada día», afirmó.

El prelado invitó a profundizar en este propósito y a dar testimonio del afecto y veneración por la Cruz de Cristo, desde lo más sencillo y cotidiano. «Una de las maneras de hacer pública nuestra fe, es hacer bien, despacio y con devoción la señal de la Santa Cruz», concluyó.

Con información de Iglesia Viva.

 

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