viernes, 29 de marzo de 2024
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Cada cristiano forma parte del "edificio de Dios", explicó el Papa en el Ángelus

Ciudad del Vaticano (Lunes, 10-11-2014, Gaudium Press) Ayer el Ángelus que el Papa reza cada domingo en la Plaza de San Pedro, coincidió con la fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan, «Madre y Cabeza» de todas las Iglesias del Mundo entero.

«Con el término ‘madre» nos referimos no tanto al edificio sagrado de la Basílica, cuanto a la obra del Espíritu Santo que en este edificio se manifiesta, fructificando mediante el ministerio del Obispo de Roma, en todas las comunidades que permanecen en la unidad con la Iglesia que él preside», explicó el Papa Francisco.

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Foto: Radio Vaticano

Los templos materiales son «signo de la Iglesia viva y operante en la historia, esto es, de aquel ‘templo espiritual’, como dice el apóstol Pedro, del cual Cristo mismo es ‘piedra viva, rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa delante de Dios’ (1 Pedro 2,4-8)». Este templo espiritual es la Iglesia, «su Cuerpo, hecho de piedras vivas».

«En virtud del Bautismo, cada cristiano, forma parte del ‘edificio de Dios’ (1 Cor 3,9), es más, se convierte en la Iglesia de Dios». Esta pertenencia al Cuerpo místico de Cristo, «pide a cada uno de nosotros ser coherentes con el don de la fe y cumplir un camino de testimonio cristiano». «Esta coherencia que nos da vida es una gracia del Espíritu Santo que debemos pedir. La Iglesia, en el origen de su vida y de su misión en el mundo, no ha sido más que una comunidad constituida para confesar la fe en Jesucristo Hijo de Dios y Redentor del hombre, una fe que obra por medio de la caridad – ¡van juntas! También hoy la Iglesia está llamada a ser en el mundo la comunidad que, radicada en Cristo por medio del bautismo, profesa con humildad y valentía la fe en Él, dando testimonio de ella en la caridad», expresó el Pontífice.

El Pontífice afirmó que la fiesta de ayer, en la que junto con San Juan de Letrán se recuerda la unión de todas las iglesias del mundo, es una invitación a pedir por la comunión de la comunidad cristiana. Finalizó su meditación implorando «la intercesión de María Santísima, para que nos ayude a convertirnos como ella, en ‘casa de Dios’, templo vivo de su amor».

Con información de Radio Vaticano

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