"La educación es un ejercicio de trascendencia": Nuncio Apostólico en México

Ciudad de México (Miércoles, 19-11-2014, Gaudium Press) El 14 y 15 de noviembre se celebró las instalacines de la Universidad de la Salle en Ciudad de México el Encuentro Nacional «Educar para una Nueva Sociedad, pasión que se renueva», evento organizado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), con el objeto de reflexionar y plantear los desafíos frente a la crisis de educación que vive hoy la nación latinoamericana.

Al clausurar el evento, el Nuncio Apostólico en México, Mons. Christophe Pierre, recordó que «la educación es un ejercicio de trascendencia», puesto que «hace salir al individuo de su mundo para situarse en la realidad amplia y compleja que nos cobija».

«Todo proceso educativo implica participar, salir de nuestro mundo y nuestra comodidad, para hacernos cargo no sólo de nuestros intereses, sino del devenir global (…) En lo personal, me ayuda entender que no estamos solos, ¡aventados a la existencia!, sino que estamos ante una Presencia (con mayúscula) que ama todo lo humano y que precisamente se ha hecho Palabra para ser nuestro guía, nuestro Maestro», continuó Mons. Pierre.

Mons. Pierre dijo que es necesario «reeducarnos» / Foto: familia.edu.mx.

Al iniciar su intervención, hizo una especial referencia a la crisis educativa, señalando que «debemos aceptar con humildad que la realidad nos rebasa, nos sorprende y cuestiona constantemente». En este sentido, señaló que «todos reconocemos que las cosas no pueden seguir igual, que algo debe cambiar, y ese algo nos involucra a todos».

Luego continuó: «La emergencia educativa no nos lleva solamente a ampliar y profundizar los contenidos y métodos educativos a utilizar para con los niños y jóvenes de nuestro tiempo; tampoco nos lleva solamente a incentivar y promover la continua educación de todos los adultos. El querido Papa Francisco, en su reciente exhortación apostólica ‘Evangelii Gaudium’ va a las causas y nos dice que debemos ser capaces de ir más allá y revisar el fondo cultural, el humus de nuestra civilización».

De esta manera dijo que «las circunstancias nos hacen volver nuestra mirada a una exigencia moral, trascendente, integral, pero sobre todo que responda a una cultura de la vida y no de la muerte», y que es urgente «impulsar un diálogo profundo que vea al ser humano, como razón primera y última, en su integridad y dignidad, en sus múltiples dimensiones, pero, sobre todo, en los valores trascendentes impresos en su corazón: la verdad, la bondad, la unidad, la belleza».

Sobre los desafíos de una nueva educación, el Nuncio Apostólico en México dijo que «la tarea educativa debe ser entendida mucho más allá del ámbito meramente escolar», ya que educar tienen que ver con la vida misma. «Cada etapa del ser humano es una oportunidad para hacer de la vida, una realidad propia que nos llama no sólo a vivirla sino a transformarla (…) Educar es acompañar al ser humano en el diálogo con, en y para la vida», añadió.

En este sentido dijo que el educador -sea el padre de familia, el maestro, una autoridad, el comunicador, etc.- ha de ser alguien que dé testimonio. «La autoridad, indispensable para todo acto educativo, se nutre no sólo de competencias y conocimientos, sino que se funda principalmente en la coherencia de la propia vida que se abre para mostrar la belleza y su consistencia personal», aseguró Mons. Pierre.

«La tarea educativa debe ser entendida mucho más allá del ámbito meramente escolar»: Mons. Pierre / Foto: Ernest Cañada Mullo.

Expresó, además, que es la familia el espacio propicio y continuo de experiencia y aprendizaje de humanidad, por lo que uno de los principales desafíos educativos es reconocer en ella «el agente humanizador por excelencia». Dijo también que la escuela y la universidad «son espacios vitales que requieren ser fortalecidos no sólo en su administración y su gestión sino, sobre todo, en el servicio que desempeñan», ya que -como asegura el Nuncio Apostólico- «en estas estructuras los niños, adolescentes y jóvenes deben experimentar constantemente la exigencia y la paciencia; la tenacidad y la caridad; la verdad y la bondad».

Al finalizar su intervención, Mons. Pierre señaló que es necesario «reeducarnos», ya que «estamos en un momento de cambio de época que nos invita a ser mucho más conscientes de lo que somos, hacemos y vivimos», ver en la educación «un ejercicio de trascendencia», y reconocer que en el centro de los problemas «no están solamente los sistemas, las leyes, los proyectos, presupuestos o planes, sino principalmente toda persona humana y toda la persona humana». Es necesario educar para que cada ser humano sea capaz de interactuar «con solidaridad y justicia, en una dinámica trascendente y realista, con generosidad y, sobre todo, promotora de bienestar, de belleza, de concordia y de paz», concluyó.

Con información de SIAME.