sábado, 20 de abril de 2024
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A matronas de Escocia se les negó su libertad religiosa, denuncia Obispo

Glasgow (Sábado, 20-12-2014, Gaudium Press) «Leo con decepción y preocupación la sentencia de la Suprema Corte contra dos matronas escocesas, Connie Wood y Mary Doogan, a quienes hoy se les ha negado su derecho humano fundamental de la libertad de culto en su lugar de trabajo», escribió el Obispo de Paisley, Escocia, Mons. John Keenan, en un artículo de opinión en el informativo Scottish Catholic Observer al conocer el fallo que impide que las especialistas en partos realicen objeción de conciencia para evitar cooperar en procedimientos de aborto.

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Mons. John Keenan, Obispo de Paisley, Escocia. Foto: Diócesis de Paisley.

El prelado destacó el «valiente y convincente testimonio de estas dos mujeres» y denunció las consecuencias del fallo: «En breve ellas habrán perdido su trabajo por ser provida». Para el Obispo, este tipo de ejemplos de personas dispuestas a sacrificarse y enfrentar las imposiciones le inspira la certeza de que la llegada de una generación libre y respetuosa de la vida humana «es seguramente sólo una cuestión de tiempo».

El Presidente de la Conferencia de Obispos de Escocia, el Arzobispo Philip Tartaglia, expresó su rechazo a la sentencia, «la cual impacta fundamentalmente los derechos de cada ciudadano de este país a seguir su conciencia en el lugar de trabajo». El prelado indicó que el objeto del debate no era si el aborto es o no lícito ante la ley, sino el respeto de la libertad de conciencia de los ciudadanos. «Toda la sociedad es más pobre, menos respetuosa y menos tolerante como resultado de esta decisión», afirmó.

Mons. Keenan relató la historia de las demandantes, quienes asumieron su profesión como una vocación de ayudar a las madres que dan a luz a sus hijos. Esta vocación fue truncada por la imposición de participar en abortos, a lo cual se negaron y cuya negativa originó una amenaza de despido que fue la causante de la demanda. El resultado adverso es para el prelado una expresión de «un establecimiento viejo y cansado al que se le han agotado las ideas y la visión de cómo traer un mejor y más brillante futuro para nuestra gente».

«Habiéndose (el estado) comprometido a apoyar una cultura de muerte en la generación pasada, ahora ve que para preservar esta cultura en la siguiente generación tiene que convertirse en un opresor de las libertades humanas fundamentales de un número cada vez mayor de sus ciudadanos y todo, con la máxima ironía, en nombre de ser ‘en favor de la elección'» (proaborto), analizó el prelado. Mons. Keenan elogió a las profesionales demandantes, quienes «habrán perdido su trabajo, su modo de vida y sus argumentos legales pero habrán ganado respeto, buena voluntad y admiración de miles y miles de sus conciudadanos a lo largo y ancho del territorio que trabajan y esperan por un mejor mañana, por una sociedad que celebra a los héroes que se niegan a ser silenciados como una voz de los que no tienen voz».

Con información de Scottish Catholic Observer.

 

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