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Misa en la Catedral de Río de Janeiro concluye festejos a San Sebastián

Río de Janeiro (Viernes, 23-01-2015, Gaudium Press) Durante estos últimos días, en la Trecena de San Sebastián, diversos puntos de referencia de Río de Janeiro, así como instituciones y lugares públicos, tuvieron la oportunidad de presenciar momentos alegres, de Fe y esperanza con el pasaje de la Imagen del santo patrono de la ciudad carioca.

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Entre los lugares en que la imagen de San Sebastián estuvo, uno en especial fue el barrio de Tijuca, más precisamente la Iglesia dedicada al Patrono de Río de Janeiro.

Administrada por los frailes capuchinos, el templo que posee la tradición de recibir a millares de devotos en esta época festiva, tuvo más motivos para celebrar, una vez que fue elevada a la condición de santuario arquidiocesano.

La Iglesia de San Sebastián tiene una importancia histórica no solo por el hecho de ser el lugar de fundación de la ciudad, que conmemora en este 2015 sus 450 años, sino por guardar los restos mortales del fundador, Estácio de Sá, y la imagen histórica del mártir y héroe de la Fe San Sebastían, datada del siglo XVI, que pasó recientemente por un período de restauración.

Ayer durante la celebración eucarística, presidida por el Cardenal Arzobispo Mons. Orani João Tempesta, las reliquias del Siervo de Dios Guido Schaffer, fueron presentadas al público. Después, el purpurado explico la relación del título de santuario con la vida del santo y de los cariocas.
«San Sebastián es ejemplo de tenacidad, perseverancia y fuerza, una imagen semejante de lo que el carioca vive en su cotidiano. Las flechas de hoy son las complejas dificultades de la ciudad que el pueblo enfrenta con coraje, sin desanimar», dijo.

Celebración de San Sebastián en la Catedral

Después de celebrada la Misa, Mons. Orani siguió en procesión con los fieles de la Iglesia de San Sebastián, en Tijuca, con destino a la Catedral Metropolitana.

De acuerdo con los datos de la Policía Militar, aproximadamente 100 mil personas participaron de ese evento que marcó además la apertura del Año Arquidiocesano de la Esperanza.

Después del momento celebrativo y la presentación del Acto de San Sebastián, se dio inicio en la Catedral la Misa Solemne de encerramiento de las festividades en honra al Patrono de la ciudad maravillosa.

El purpurado, al comentar sobre el Año de la Esperanza, recordó a los fieles que al iniciar ese evento, «nos preguntamos cómo podemos ser testigos de la esperanza en esa gran ciudad que cumple 450 años de fundación. Y con relación a eso, cómo iremos construir la paz desvelando, o sea, haciendo aparecer la presencia de Dios».

«Ese es el desafío que nos hace el mundo, que no siempre cuida nuestra Fe y no siempre respeta nuestra vida, nuestras creencias. Aún así sabemos que precisamos servir a la humanidad anunciando, siendo señal de Jesucristo», dijo.

Próximo de finalizar la Celebración Eucarística, Mons. Orani, junto al rector y vice-rector del Seminario de San José, Canónigo Leandro Câmara y el Padre Thiago de Carvalho, realizó el envío misionero de los seminaristas para los vicariatos que componen la arquidiócesis.
«Tenemos que vivir siempre la misión. Precisamos conocer para servir. El interés nuestro es el anuncio del Evangelio. Con alegría envío a ustedes en esa misión, sabiendo que el Espíritu de Dios los precede. Encontrarse con el Señor presente en la vida de las personas. Encontrarse con Cristo en la vida de las personas», destacó el arzobispo.

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Además, el purpurado recordó el mensaje del Papa Francisco en vista de los 450 años de Río de Janeiro, enviado al final del año pasado:

«Dios vive en medio de la ciudad. Cristo habita en medio de nosotros. Dios vive en medio de nosotros. Por tanto, ustedes deben desvelar, traer la luz, llevar a las personas a percibir esa presencia de Dios en la gran ciudad. Después cada uno, conforme la providencia de Dios conducir, va servir con generosidad, con alegría, dando la vida, sirviendo a los hermanos y hermanas, haciendo valer los ideales que el Señor un día colocó en la vida de cada uno.» (LMI)

De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Río de Janeiro

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