jueves, 28 de marzo de 2024
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"El comunicador refleja la belleza de la Creación", dice el Obispo de Osorio, Brasil

Osorio (Lunes, 20-04-2015, Gaudium Press) Mons. Jaime Pedro Kohl, Obispo de la Diócesis de Osorio, en Brasil, en artículo titulado «Comunicación, obra humano-divina», afirma que siempre que hablamos de comunicación luego pensamos en los medios técnicos de comunicación social (radio, TV, diario, internet…), y que no es automático el considerar la vida cotidiana familiar, profesional, espiritual como comunicación.

1.jpgPara el Prelado, son pocos los que oyendo hablar en comunicación piensen espontáneamente en Dios y en su relación con nosotros. Entretanto, según él, Dios es la comunicación por excelencia, e igualmente el ser humano como creado a su imagen y semejanza trae en su ADN esa misma vocación.

«Comunicación es don de Dios, es relación que se establece entre el Creador y sus criaturas. De acuerdo con el plan de Dios, comunicar es un don y una responsabilidad delante de su proyecto de vida y de amor», destaca.

El Obispo todavía resalta que al crear el hombre, Dios lo constituye comunicador, dotándolo de imaginación, talento, inteligencia y creatividad artística, tornándolo así comunicador por excelencia, como él mismo.

«Comunicar por medio de la palabra, los gestos, las actitudes, y utilizando las más modernas tecnologías, torna el comunicador un mensajero del amor de Dios a todas las personas indistintamente», completa.

Asimismo, Mons. Jaime resalta que la Trinidad es, por su naturaleza, comunicadora: Padre e Hijo y Espíritu Santo son ejemplos de la unidad en la diversidad. Según él, la Trinidad Santa colabora íntimamente para la realización de su proyecto divino en la historia humana, pues creando, salvando y santificando, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo redimen los seres humanos y glorifican para siempre la comunicación en sus dimensiones humana y divina.

«Con sus gestos y palabras, principalmente en el acontecimiento pascual, Cristo revela de modo definitivo e inequívoco el rostro de Dios uno y trino, en el cual la unidad no significa soledad, y la multiplicidad no es dispersión. El Espíritu, vínculo y enlace de amor entre el Padre y el Hijo, torna la comunión trinitaria posible, como comunicación y donación recíprocas entre las tres Personas Divinas».

Jesús es la comunicación por excelencia de Dios

Otra cuestión abordada por el Obispo dice respecto a la comunicación en la Iglesia y de la Iglesia, que remite al Dios uno y trino. De acuerdo con él, el Verbo encarnado, en su comunicación, manifiesta la grandeza, la profundidad y la belleza del amor de Dios a la humanidad, porque el hombre Jesús es comunicación por excelencia de Dios con todo ser humano.

«Por intermedio de su Hijo, Dios revela su amor por la humanidad y comunica su plan de salvación para todos. En la entrega de su Hijo para la salvación de la humanidad, Dios comunica de manera plena y eterna su proyecto de comunicación para todos sus hijos. Revelándonos la perfección del amor, Jesús se pone como perfecto comunicador del cual nadie puede prescindir. Al revelar el rostro misericordioso del Padre, Jesús revela el proyecto de Dios para la humanidad», dice.

Mons. Jaime explica también que Jesús crea un lenguaje simple y directo para comunicar el Reino de Dios, hablando por medio de parábolas, aproximándose a la mujer, al niño, al huérfano, al pobre, al sufridor, al centurión, con una actitud acogedora y abierta. Para él, el símbolo de la vid utilizado por Jesús demuestra la profundidad y la extensión de la comunicación en su relación con los seres humanos y con Dios: «Yo soy la vid, ustedes los sarmientos».

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Infante Jesús, enseñando a los doctores de la ley

Figura holandesa del S.XVI, en el Museo de Arte Metropolitano, Nueva York

«La caridad amorosa y transformadora de la comunicación de Jesús tiene un carácter práctico y concreto en la vivencia de los valores de la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Ellos constituyen los pilares que dan consistencia y solidez al edificio del vivir y del actuar de las personas y las instituciones que forman parte de la sociedad», evalúa.

Dando continuidad al tema, el Prelado enfatiza que la comunión fraterna encuentra su ápice en la Eucaristía, pues en ella Cristo nos dio la forma más perfecta de comunión. Él refuerza que la celebración de los sacramentos ocurre por medio de ritos, símbolos y palabras, y los símbolos sacramentales comunican y realizan, por la fe, el encuentro con el Señor, creando, de ese modo, momentos fuertes de profunda comunicación entre el misterio de Dios y la experiencia humana.

«No solo la palabra, sino también el silencio es comunicación. En la intimidad del encuentro personal del comunicador con el Creador, la comunicación lanza sus raíces en la verdadera e inagotable fuente de donde emana el sentido profundo de ese mensaje comunicativo.»
Por último, Mons. Jaime afirma que la comunicación, por tanto, se torna experiencia de gracia, porque el ser humano tiene la posibilidad de hacer cierta experiencia de lo Absoluto que lo trasciende. Según él, el comunicador es un místico y el místico es un comunicador, y, como coautor de la creación, el comunicador refleja la belleza de la Creación. Y consecuentemente, belleza y comunicación llevan a lo divino.

«Todo eso puede parecer muy teórico, pero eso no significa que no sea real y muy importante. Cuando bien comprendido y vivido potencia y califica el trabajo de los comunicadores», concluye (FB).

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