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La serpiente de bronce

Redacción (Viernes, 19-06-2015, Gaudium Press) Los israelitas partieron del Monte Hor – donde había fallecido Aarón -, y durante el viaje comenzaron «a protestar contra Dios y contra Moisés, diciendo: ‘¿Por qué nos hicisteis salir de Egipto? ¿Para morir en el desierto? No hay comida ni agua, y ya estamos con náusea de ese alimento miserable'» (Num 21, 5).

Mirada con arrepentimiento y fe

Con esas torpes palabras, ellos se referían al maná, que milagrosamente Dios les concedía durante largos 40 años.

El Omnipotente, entonces, los castigó mandando serpientes venenosas que, con sus picadas, provocaron la muerte de muchos hebreos. Ellos recurrieron a Moisés, el cual pidió al Señor que los librase de aquel mal.

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Obedeciendo la orden del Altísimo, Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en una barra; «cuando alguien era mordido por una serpiente y miraba a la serpiente de bronce, quedaba curado» (Num 21, 9). Vemos aquí, una vez más, el papel de intercesor ejercido por el profeta Moisés.

No bastaba fijar los ojos en la serpiente de bronce, sino que era preciso mirarla con arrepentimiento y fe. Afirma el Libro de la Sabiduría: «De hecho, quien se dirigía [a la serpiente de bronce] era curado, no por aquello que veía, sino por Vos, Salvador de todos» (Sb 16, 7).

Símbolo de Nuestro Señor

La serpiente de bronce simboliza a Nuestro Señor Jesucristo crucificado.

A Nicodemo -que era miembro del Sanedrín- el Redentor dijo: «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también será levantado el Hijo del Hombre, a fin de que todo el que en Él crea tenga la vida eterna» (Jn 3, 14-15).

Según Tertuliano, así como la serpiente, habiendo engañado a Eva, esparció el veneno de la corrupción y de la muerte en todos los seres humanos -a través del pecado original -, Jesucristo, representado por la serpiente de bronce, da la vida a todos los que lo miran y ponen en Él toda su confianza.

Y «las serpientes ardientes representan los demonios, que nos han herido de muerte con sus mordidas venenosas. Solo Jesús puede curarnos».

El Fundador de los Heraldos del Evangelio escribe: «Conforme los comentaristas, entre las múltiples imágenes de la Redención del género humano, ninguna es superior a esta: una serpiente sin veneno para curar los males producidos por picadas de serpientes.» Y agrega:

«¿Por qué razón es el bronce la materia de la serpiente salvadora? Variadas son las opiniones. Preferimos la de Eutimio: por representar a Cristo, la serpiente no debería ser de substancia frágil, de modo que pudiese tornar patente la diferencia entre nuestra carne, sujeta al pecado, y la del Redentor, fuerte e invulnerable a la mínima fimbria de imperfección.»

Victorias contra Sehón y Og

Después de ese terrible castigo, ciertamente hubo un sincero arrepentimiento del pueblo. Por eso y, sobre todo, por el amor creciente a Dios que poseía Moisés, los israelitas comenzaron a tener victorias señaladas contra los enemigos, las cuales están referidas en el «libro de las Guerras del Señor» (Nm 21, 14).

«Este libro, que no es mencionado en ningún otro trecho, contenía sin duda los cánticos sagrados, compuestos por los bardos hebreos a fin de celebrar la marcha triunfal de Israel hacia la Tierra Prometida.»

Así, vencieron Sehón, Rey de los amorreos, y Og, Rey de Basán, con todos los habitantes de esas regiones, «sin dejar ningún sobreviviente» (Dt 3, 3).

De esa forma, los israelitas ocuparon gran parte del este del Río Jordán.

Pidamos a María Santísima que nos consiga la gracia de tener siempre los ojos puestos en el Redentor, para nunca ceder a las tentaciones provocadas por el demonio, el mundo y la carne.

Por Paulo Francisco Martos

(in Noções de História Sagrada (33))
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Bibliografía

FILLION, Louis-Claude. La Sainte Bible commentée. 6. ed. Paris: Letouzey et ané. 1923, v. 1.
TERTULIANO. Contra Marcion. Apud FILLION, Louis-Claude. La Sainte Bible commentée. 6. ed. Paris: Letouzey et ané. 1923, v. 1.
CAULY, Eugène Ernest. Cours d’instruction religieuse – Histoire de la Religion e de l’Église.4. ed. Paris: Poussielgue. 1894.
CLÁ DIAS, João Scognamiglio. EP. O inédito sobre os Evangelhos. Vaticano: Libreria Editrice Vaticana; São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae, 2013, v. III.

 

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