jueves, 25 de abril de 2024
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El diácono San Esteban: "Vieron su rostro resplandeciente como de un ángel"

Roma (Martes, 30-06-2015, Gaudium Press) Los Hechos de los Apóstoles nos cuentan la elección de los primeros diáconos, siendo el primero nombrado Esteban «lleno de Fe y de Espíritu Santo» (At 6, 5), «lleno de gracia y del poder de Dios» (At 6, 8). Y narran el enorme apostolado que él desarrolló en Jerusalén.

Sin embargo, surgieron envidias, enemistades, odios… porque «no podían resistir a la Sabiduría y al Espíritu con que él hablaba» (At 6, 10). Y sobornaron falsos testigos para condenarlo a muerte. El joven diácono compareció delante del supremo tribunal de los judíos, el Sanedrín, entretanto «todos vieron que su rostro parecía el rostro de un ángel». ¿Se convirtieron? No. El odio creció y lo condenaron a la muerte.

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Imagen de San Esteban, en el Museo de Tudela

Esteban fue apedreado, fuera de la ciudad, y se convirtió así en el primer mártir de la Historia de la Iglesia Católica. Al morir, perdonó a sus verdugos exclamando en alta voz: «¡Señor, no los consideres culpables de este pecado!» (At 7, 60).

¿Dónde está ese cuerpo bendito del primer hombre que, a semejanza de Jesús, dio la vida por los hermanos, por su conversión y salvación eterna?

Recientes excavaciones arqueológicas, cerca de Ramala, a 16 Km. de Jerusalén (relata el site «Fundación Tierra Santa») encontraron restos de una basílica con una lápida de ocho líneas, en griego, en la cual se afirma haber sido construida en el año 35 en honor al santo diácono protomártir, cuyo cuerpo era venerado en esa iglesia. Además, la inscripción agrega que en ese lugar estuvo Jesús niño, con 12 años, cuando dejando a sus padres quedó durante tres días en Jerusalén (Lc 2, 41-51), como narra el doctor Salah al Hudeliyya, del Instituto de Arqueología de la Universidad Al-Qud, jefe de los investigadores.

Habiendo sido perdida la memoria de la sepultura, fue milagrosamente descubierta en los primeros años del siglo V. San Agustín, contemporáneo del hecho, relata en su obra La Ciudad de Dios (libro 22, cap. 8) numerosos milagros realizados por las reliquias de San Esteban, de los cuales él fuera testigo.

La tradición multisecular testifica que, en el 415, el cuerpo de San Esteban fue transferido de Jerusalén a Constantinopla, y posteriormente a Venecia, donde actualmente se encuentra en el monasterio benedictino de San Jorge. Sin embargo, algunas reliquias fueron llevadas a otros lugares. La mano derecha, por ejemplo, es venerada en un monasterio en Rusia.

Por José Manuel Jiménez

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