Realizarán en Ecuador I Congreso de Laicos Consagrados Célibes

Guayaquil (Miércoles, 19-08-2015, Gaudium Press) Con motivo del Año de la Vida Consagrada el próximo 29 de agosto, en la solemnidad de San Juan Bautista Mártir, se realizará en Guayaquil, Ecuador, el Primer Congreso de Laicos Consagrados Célibes. El evento, que lleva por tema «La Vida Consagrada es un don para la Iglesia», ocurrirá desde las 8:00 hasta las 18:00 horas en la Parroquia de Santa Teresita del sector de Entre Ríos.

El objeto del Congreso es el de propiciar un espacio de encuentro entre las personas que han optado por esta vocación, el de favorecer el discernimiento de jóvenes con esta inquietud vocacional, y con la finalidad de celebrar la Vida Consagrada.

«A todos los agentes de pastoral, sacerdotes y comunidades: Respondiendo al llamado del Santo Padre de celebrar con alegría el año de la vida consagrada, convocamos a todos los laicos célibes consagrados en el mundo que viven solos o en comunidad al ‘Primer Congreso de Laicos Consagrados Célibes Ecuador’ que se llevará a cabo en la ciudad de Guayaquil el próximo Sábado 29 de agosto», es la invitación que hacen los organizadores del Congreso a través de una nota de prensa difundida por la Arquidiócesis de Guayaquil.

La expectativa es que el evento se convierta en un punto de partida para futuros congresos dirigidos especialmente a los laicos consagrados célibes, como expresó Cristina Franco, una de las organizadoras, quien fue citada por Aciprensa: «Esperamos que este congreso sea el comienzo de un sinnúmero de iniciativas que nazcan del diálogo de cada uno de los participantes para seguir renovando con ilusión nuestro llamado a ser antorchas que, desde cada una de nuestras realidades y apostolados, van iluminando el mundo».

Varios serán los invitados que estarán presentes en este evento, entre ellos Alejando Bermúdez, laico consagrado de la Familia Sodálite, y Francois Castañeda, laica consagrada del Movimiento de la Palabra.

De esta manera, el Congreso también responde al llamado que hizo el Santo Padre Francisco al convocar el Año de la Vida Consagrada, como lo expone el Pontífice en la Carta Apostólica que dirigió a todos los consagrados: «Que este Año sea una oportunidad para acoger cordialmente y con alegría la vida consagrada como un capital espiritual para el bien de todo el Cuerpo de Cristo (cf. Lumen gentium, 43), y no sólo de las familias religiosas. ‘La vida consagrada es un don para la Iglesia, nace en la Iglesia, crece en la Iglesia, está totalmente orientada a la Iglesia’. De aquí que, como don a la Iglesia, no es una realidad aislada o marginal, sino que pertenece íntimamente a ella, está en el corazón de la Iglesia como elemento decisivo de su misión, en cuanto expresa la naturaleza íntima de la vocación cristiana y la tensión de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo; por tanto, ‘pertenece sin discusión a su vida y a su santidad'».

El celibato es modelo de perfección humana, tanto así que el propio Jesucristo lo recomendó como entrega radical del amor por el Reino de los Cielos, como dice en el Evangelio Según San Mateo 19, 12: «Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda».

De allí el celibato es entendido como una vocación, la de no estar casado, distinguiéndose entre el celibato de los laicos, y el celibato eclesial.

Con información de la Arquidiócesis de Guayaquil, Aciprensa y corazones.org.