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Papa habló sobre familia y trabajo

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 19-08-2015, Gaudium Press) En la Audiencia General de hoy, el Papa Francisco habló sobre familia y trabajo, tras haber reflexionado sobre el valor de la fiesta en la vida de la familia.

Una persona seria, honesta, debe ser un trabajador, expresó el Pontífice.

Con el trabajo, se cuida el bien común, el trabajo aporta al bien común.

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«Y ¿dónde se aprende este estilo de vida laborioso? Primero que nada se aprende en familia. La familia educa al trabajo con el ejemplo de los padres: el papá y la mamá que trabajan por el bien de la familia y de la sociedad. En el Evangelio, la Sagrada Familia de Nazaret aparece como una familia de trabajadores, y Jesús mismo es llamado ‘hijo del carpintero’ (Mt 13, 55) o incluso ‘el carpintero’ (Mc 6, 3). Y san Pablo no dejará de advertir a los cristianos: ‘el que no quiera trabajar, que no coma’ (2 Ts 3,10)», afirmó el Papa.

Trabajo y vida espiritual no se oponen. «¡Es importante entender bien esto! Oración y trabajo pueden y deben estar juntos en armonía, como enseña san Benito. La falta de trabajo daña también al espíritu, como la falta de oración daña también la actividad práctica».

El trabajo es algo característico de la persona humana. Él «expresa su dignidad de ser creado a imagen de Dios. Por eso se dice que el trabajo es sagrado, el trabajo es sagrado», continuó el Papa Francisco. «El trabajo da dignidad a una familia y debemos rezar para que no falte el trabajo a ninguna familia».

El trabajo debe mirar a Dios, contemplar a Dios. «Cuando el trabajo se separa de la alianza de Dios con el hombre y la mujer, cuando se separa de sus cualidades espirituales, cuando es rehén sólo de la lógica de la ganancia y desprecia los afectos de la vida, la degradación del alma contamina todo: también el aire, el agua, la hierba, la comida… La vida civil se corrompe y el hábitat se descompone».

La familia debe estar en el centro de las consideraciones de aquellos que planifican el trabajo. «La familia es un gran lugar de prueba. Cuando la organización del trabajo la tiene como rehén, o incluso le obstaculiza el camino, entonces estamos seguros de que la sociedad humana ha comenzado a trabajar ¡en contra de sí misma!».

Finalmente el Pontífice pidió al Señor que conceda a los hombres «acoger con alegría y esperanza su llamada, en este momento difícil de nuestra historia. La llamada al trabajo para dar dignidad a sí mismo y a la propia familia».

Con información de Radio Vaticano

 

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