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Ciudad del Vaticano (Lunes, 05-10-2015, Gaudium Press) En la Sala Clementina, en el Vaticano, el Santo Padre acogió los 85 participantes del 18º Capítulo General de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, el pasado jueves 1º de octubre.
En la ocasión, el Pontífice afirmó que «este encuentro me da la oportunidad de manifestar a ustedes y a todo el instituto el reconocimiento de la Iglesia por su servicio generoso al Evangelio».
Al hacer su reflexión con los Misioneros Combonianos, respecto al significado de la palabra «misioneros», el Papa observó:
«Ustedes son servidores y mensajeros del Evangelio, especialmente para aquellos que no lo conocen o lo olvidaron. En el origen de su misión existe un don: la iniciativa gratuita del amor de Dios que les dirigió dos llamados: estar con Él y predicar. En la base de todo está la relación personal con Cristo, arraigada en el Bautismo, confirmada en el Crisma y reforzada por la Ordenación».
Además, el Santo Padre dijo que «el misionero es el servidor de Dios que habla, que desea hablar a los hombres y mujeres de hoy, como Jesús hablaba a las personas de su tiempo y conquistaba el corazón de las personas que iban a oírlo y quedaban admiradas con sus enseñanzas».
«Esta relación de la misión ad gentes con la Palabra de Dios no se coloca tanto en el orden del ‘hacer’ sino del ‘ser'», recordó.
Todavía, según el Papa, «la misión, para ser auténtica, debe colocar en el centro la gracia de Cristo que sale de la Cruz. Creyendo en él es posible transmitir la Palabra de Dios que anima, sustenta y fecunda el compromiso misionero».
«Por eso, debemos nutrirnos siempre de la Palabra de Dios, para ser un eco fiel, acogerla con la alegría del Espíritu, interiorizarla y tornarla carne de nuestra carne, como María. En la Palabra de Dios existe la sabiduría que viene de lo alto, y que nos ayuda a encontrar lenguajes, comportamientos y los instrumentos adecuados para responder a los desafíos de la humanidad que cambia», agregó.
Al final, el Santo Padre afirma que el encuentro acerca de las temáticas del capítulo de los Misioneros Combonianos ayuda a redescubrir cada vez más su gran patrimonio de espiritualidad y actividad misionera.
«Prosigan, con confianza, su colaboración preciosa en la misión de la Iglesia. Que el ejemplo de muchos hermanos que entregaron sus vidas al Evangelio les sea de estímulo y aliento. Sabemos que la historia del Instituto Combioniano está marcada por una cadena de mártires que llega hasta nuestros días. Ellos son semilla fecunda en la difusión del Reino y protectores de su compromiso apostólico», concluyó. (LMI)
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