sábado, 20 de abril de 2024
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Francisco: como preparación para la Pascua, invita a leer las Bienaventuranzas y leer Mateo 25

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 02-03-2016, Gaudium Press) Este lunes el Papa Francisco volvió a celebrar su Misa matutina en la Capilla de la Casa Santa Marta.

Como de costumbre, su homilía fue inspirada en las lecturas del día.

Ellas nos hablan de la indignación: Namán, el general sirio leproso indigna al rey de Israel; pide al profeta Eliseo que lo cure, pero no aprecia el modo simple con que esta cura puede ocurrir.

Todavía se indignan los moradores de Nazaret delante de las palabras de Jesús, su coterráneo.

Todo es como nuestra indignación delante del proyecto de salvación de Dios que no sigue nuestros esquemas. No es como nosotros pensamos que sea la salvación, la salvación que todos queremos.

Jesús siente el desprecio de los doctores de la Ley que buscaban la salvación en la casuística de la moral y en tantos preceptos, pero el pueblo no tenía confianza en ellos:

Dijo el Papa:

«Los saduceos que buscaban la salvación en los compromisos con los poderes del mundo, con el Imperio… unos con grupos de clérigos, otros con grupos de políticos, buscaban así la salvación. Pero el pueblo percibía y no creía. Sí, creía en Jesús porque tenía ‘autoridad’ «.

Preparación para la Pascua

Y Francisco prosigue:

«Cuando Jesús hace la propuesta del camino de salvación – prosiguió el Papa – jamás habla de cosas grandes», sino «de cosas pequeñas». Son «los dos pilares del Evangelio» que se leen en Mateo, las Bienaventuranzas y, en el capítulo 25, el Juicio final, «Ven, ven conmigo porque usted hizo esto»:

«Cosas simples. Usted no buscó la salvación o la esperanza en el poder, en las negociaciones… no… hizo simplemente esto. Y esto indigna a muchos.

Como preparación para la Pascua, yo los invito – también yo lo haré – a leer las Bienaventuranzas y a leer Mateo 25, y pensar y ver si algo de eso me indigna, me quita la paz. Porque el desprecio es un lujo que solamente los vanidosos, los orgullosos pueden permitirse.

Si… al final de las Bienaventuranzas, Jesús dice una palabra que parece… ¿pero por qué eso? ‘Bienaventurado aquel que no se escandaliza conmigo’, que no desprecia eso, que no siente desprecio».

El Papa concluyó su homilía con las siguientes palabras:

«Hará bien a nosotros tomar un poco de tiempo -hoy, mañana- leer las Bienaventuranzas, leer Mateo 25, y estar atentos a lo que sucede en nuestro corazón: si existe desprecio, y pedir la gracia al Señor para entender que el único camino de la salvación es la ‘locura de la Cruz’, o sea, la aniquilación del Hijo de Dios, de Dios, y hacerse pequeño. Representado, aquí, en el baño en el Jordán o en la pequeña aldea de Nazaret». (JSG)

 

 

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