jueves, 18 de abril de 2024
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Un paso más para la beatificación de Montse Grases, joven del Opus Dei que falleció a los 17 años

Redacción (Jueves, 28-04-2016, Gaudium Press) Una feliz noticia recibió este miércoles 27 la familia del Opus Dei. El Santo Padre Francisco autorizó que la Congregación para las Causas de los Santos promulgue el decreto sobre la heroicidad de las virtudes de Montse Grases, una joven de la Obra que falleció a los 17 años por causa de un cáncer. Ahora la joven será llamada venerable.

Tras conocer el anuncio el prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, expresó su agradecimiento a Dios por el avance en la causa de beatificación de Montse, «una muchacha con una vida breve, pero que ha sido un auténtico don de Dios para quienes la trataron y también para aquellos que la han conocido después de su ‘dies natalis’, de su marcha al cielo».

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La venerable enseña que seguir a Cristo significa «realizar las ocupaciones diarias por amor y con amor».

Destacó que la joven correspondió desde muy temprana edad al amor de Dios en medio del mundo, procurando ser piadosa, con afán de servicio y trabajando con generosidad. «Siguió fielmente al Señor cuando la llamó a formar parte del Opus Dei y buscó caminar muy unida a Él, también mientras padeció un cáncer que le ocasionó la muerte y que le provocaba dolores muy intensos. Intentó acabar con delicadeza sobrenatural sus ocupaciones diarias, por amor a Dios y a los demás, y se propuso acercar sus muchas amistades a Jesús», comentó Mons. Echevarría.

El Prelado del Opus Dei también espera que la venerable continúe siendo ejemplo para que muchos jóvenes se planteen «una vida de generosa entrega al Señor en el matrimonio, en el celibato apostólico, en la vida religiosa y en el sacerdocio».

Por su parte, Mons. José Luis Gutiérrez Gómez, postulador de la causa de Montse, en entrevista divulgada por la Oficina de Información del Opus Dei, destacó que la joven «vivió en grado sumo la fe, la esperanza y la caridad, así como las virtudes cardinales y morales». Ella «era muy piadosa y buscó a Dios con todas sus fuerzas, en perfecta adherencia al contexto ordinario de su existencia cotidiana».

«Montse fue una muchacha como las demás, muy humana, que supo sobrenaturalizar las circunstancias más corrientes: las relaciones familiares y de amistad propias de una adolescente, el trabajo, la diversión, etc. Todas las personas que la conocieron, han coincidido en señalar que era una mujer de trato dulce, no dulzón, y, por eso, muy atractiva», agregó el Postulador.

Mons. Gutiérrez Gómez, también recordó que al declararla venerable «la Iglesia indica que Montse es un ejemplo que puede ser propuesto a la devoción y a la imitación de los fieles católicos; y también nos anima a acudir a su intercesión para obtener favores del cielo».

Sobre sus virtudes heroicas, el Postulador, señaló que nos ha enseñado «que seguir de cerca a Cristo no significa emprender cosas cada vez más difíciles o extraordinarias, sino realizar las ocupaciones diarias por amor y con amor, transformándolas en ocasión de servir a Dios y a los demás». Asimismo, demuestra «que no hay que esperar a ser ‘mayores’ para alcanzar metas altas, y que la juventud no es un periodo transitorio de la vida, sino todo lo contrario: es el momento en el que uno puede donarse a Dios, amándolo con todo el corazón, para iluminar el mundo con la luz de Cristo».

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Con su fortaleza, serenidad y alegría, en el momento de la enfermedad, acercó a muchos a Cristo.

María Montserrat Grases García, llamada con cariño «Montse», nació en Barcelona el 10 de julio de 1941, siendo la segunda de una familia numerosa de 9 hijos. En 1954 comienza a frecuentar un centro del Opus Dei. A sus 16 años pidió ser admitida en la Obra empeñándose, desde entonces, a buscar la santidad en su vida cotidiana.

Antes de cumplir sus 17 años, le diagnostican un cáncer en el fémur de la pierna izquierda; una enfermedad que le ocasionó muchos dolores que llevó con gran fortaleza, serenidad y gran alegría, acercando a muchas de sus amigas a Dios. Fallece el 27 de marzo de 1959, un Jueves Santo.

Su fama de santidad ya ha cruzado las fronteras de su natal España, especialmente entre los jóvenes. Muchos de ellos le rezan ante su tumba en el oratorio del Colegio Mayor Bonaigua de Barcelona.

El anuncio de su declaración como venerable coincidió con la festividad litúrgica de la Virgen de Montserrat, advocación a la que Montse le tenía una particular devoción.

Con información del Opus Dei.

 

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