martes, 16 de abril de 2024
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Centro de estudios diocesano de Hong Kong publica estadísticas de la Iglesia en China

Hong Kong (Sábado, 30-04-2016, Gaudium Press) Según informó el Centro de Estudios Espíritu Santo de la Diócesis de Hong Kong, China, en la actualidad hay 112 Obispos en ese país, 13 de los cuales no están ejerciendo su ministerio ya sea por haberse retirado por edad avanzada o por presión de las autoridades. Este dato es uno de los conocidos a través de un informe reciente sobre la Iglesia en China divulgado por el informativo UCANews.

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La Iglesia en China padece una grave ausencia de libertad religiosa que originó una profunda división en la comunidad de creyentes. Foto: Patrick He. 

Según el reporte, 70 prelados pertenecen a la llamada «Iglesia oficial» que cuenta con el reconocimiento de las autoridades y 29 desempeñan su apostolado en la clandestinidad, en lo que se conoce como «Iglesia subterránea». Esta última registra una reducción de 13 Obispos desde 2014, debido al fallecimiento de prelados por su avanzada edad y el reconocimiento gubernamental de otros, no identificados en el estudio, y quienes habrían aceptado el control estatal sobre las actividades de la Iglesia.

Uno de los aspectos más preocupantes del informe es la reducción en el número de sacerdotes y religiosas en China, con 10 sacerdotes menos tanto en la comunidad oficial como en la subterránea y una reducción de 80 religiosas en la comunidad oficial y 130 en la clandestina. Los seminarios oficiales pasaron de 560 a 415 candidatos desde 2014 y los subterráneos registran un descenso desde los 300 seminaristas de 2014 a 200 en 2015.

La división de la Iglesia china en dos comunidades fue causada por la persecución activa de la Iglesia por parte del régimen comunista. Tras haber oprimido severamente a los católicos y prohibido la práctica religiosa durante la llamada «revolución cultural», el régimen ofreció algunas libertades al clero a cambio del control de sus actividades. Una parte de los sacerdotes y Obispos aceptó la oferta del gobierno y recuperó el uso de los templos y otras estructuras, mientras otra rechazó la intromisión estatal y se mantuvo en la clandestinidad para preservar su independencia y fidelidad a la Santa Sede. La comunidad eclesial oficial ha tenido que padecer el nombramiento de Obispos ilícitos y otras lesiones muy graves a la vida de la Iglesia, mientras que la subterránea padece detenciones arbitrarias y otras serias limitaciones a su libertad religiosa.

Con información de UCANews.

 

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