viernes, 29 de marzo de 2024
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La restitución a Dios, según Plinio Corrêa de Oliveira

Redacción (Lunes, 26-09-2016, Gaudium Press) Plinio Corrêa de Oliveira insistía mucho junto a sus discípulos en aquello que él llamaba restitución, que era en definitiva dar a Dios lo que es de Dios, que termina siendo todo.

«Esta es la nota fundamental de las relaciones que Dios quiere tener con las criaturas: Él da generosamente, mas sabe que esos dones son un favor y una prueba, pues Él quiere que la criatura haga volver todo a Él. Si ella no lo hace, aquello redunda en un veneno en sus manos, y por eso la parábola de los talentos trata de siervos y no de asalariados (Cf. Mt 25, 14-30). La cuestión es esa: saber restituir por entero, hasta la última moneda, lo que nosotros debemos a Aquel de quien lo recibimos, de tal manera que se reconozca que el fruto es de Él, aunque se entregue más de lo que Él nos dio». (1)

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Es preciso restituir a Dios…

Las luchas que trabó el Dr. Plinio a lo largo de su vida fueron innúmeras y sus objetivos fueron muchos. Entretanto siempre frisaba ante los suyos que el éxito dependía de la ayuda de la Providencia y del reconocimiento de esa ayuda:

«La Contra-Revolución consiste en tomar exactamente esta posición en la vida:’De lo que me disteis yo no me apropié de nada, lo hice fructificar cuanto pude y lo coloqué a vuestros pies pidiendo perdón, porque sé que no lo hice como debería. Os pido que vuestra misericordia supla aquello que era mi voluntad hacer, pero no hice’ «. (2)

Favorecía esa posición restitutiva su condición de esclavo de la Virgen, devoción de la que también fue un grandísimo propagador: al esclavo no le pertenece nada, todo es de su Señora:

«No reservando nada para sí, restituyendo todo, reportando todo, sirviendo desinteresadamente hasta el último punto, y después diciendo: ‘Yo sé que no soy apenas un siervo inútil (cf. Lc 17, 10), sino un siervo infiel, pues no hice todo cuanto debería hacer. Más, al menos, que Nuestra Señora complete esa deficiencia con su misericordia y con mis lágrimas’. Ese es el programa de la fidelidad». (3)

Resumiendo: todo es de Dios, incluso aunque produzcamos ‘algo’ con lo que Él nos da. Lo nuestro son las miserias, las falencias, los fallos. Y sabiendo de antemano que somos carentes, pidamos a la Virgen que supla esas fallas. Lo que no es eso, es veneno. Es robo de lo que es de Dios.

Por Carlos Castro

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(1) Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP. O Dom de Sabedoria na Mente, Vida e Obra de Plinio Corrêa de Oliveira. Vol. IV – Vítima Expiatoria. Libreria Editrice Vaticana – Instituto Lumen Sapientiae. São Paulo. 2016. p. 374

(2) Ibídem. p. 375

(2) Ídem.

 

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