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Ciudad del Vaticano (Lunes, 17-10-2016, Gaudium Press) Este sábado pasado, cuando el Papa recibió en el Vaticano representantes de la Asociación Nacional Trabajadores Ancianos, el Pontífice consideró la tercera edad un «tesoro precioso» e «indispensable».
Delante de millares de personas representantes de la llamada tercera edad, Francisco reafirmó que la Iglesia mira a las personas ancianas con afecto, gratitud y grande estima. Los ancianos forman parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad: ellos representan las raíces y la memoria de un pueblo.
Para el Papa, la madurez de los ancianos y sabiduría acumulada a lo largo de los años, «puede ayudar a los más jóvenes, apoyándolos en el camino del crecimiento y apertura al futuro, en busca de su camino».
Cierre de la Fiesta de los Abuelos
El encuentro con el Papa Francisco representó el ápice y el cierre de la Fiesta de los Abuelos 2016, organizada por la Fundación Senior Italia a la cual se adhirió la Anla Onlus: con gran entusiasmo llegaron a Roma de todas las partes de Italia y también del exterior, con la invitación del Papa a «no parar de remar» porque «precisamos de los sueños de los abuelos, y de escuchar esos sueños», dijo uno de los organizadores.
Mirar de afecto
En su discurso el Papa Francisco demostró alegría en poder vivir junto con ellos este día de reflexión y oración, insertado en el contexto de la Fiesta de los Abuelos.
El Papa afirmó que manifestaba su aprecio por los que enfrentaron dificultades y malestar para estar aquí en este encuentro; y al mismo tiempo dijo que estaba próximo a todas las personas ancianas, solitas y enfermas, que no pudieron salir de casa, pero que se unieron al acto espiritualmente:
«La Iglesia mira a las personas ancianas con afecto, reconocimiento y gran estima. Ellas son parte esencial de la comunidad cristiana y la sociedad, en particular representan las raíces y la memoria de un pueblo.
Ustedes son una presencia importante, porque su experiencia constituye un tesoro precioso, indispensable para mirar el futuro con esperanza y responsabilidad. Su madurez y sabiduría, acumuladas en los años, pueden ayudar a los más jóvenes, sustentarlos en el camino del crecimiento y la apertura al futuro, en la búsqueda de su camino».
Pruebas y confianza en Dios
Dijo Francisco: los ancianos, de hecho, testimonian que, también en las pruebas más difíciles, nunca se debe perder la confianza en Dios y en el futuro mejor.
Ellos son como árboles que continúan dando frutos: No obstante el peso de los años, pueden dar su contribución original por una sociedad rica de valores y por una afirmación de la cultura de la vida.
Ayuda y servicio a los otros
El Papa Francisco recordó que no son pocos los ancianos que dedican su tiempo y los talentos que Dios les dio, abriéndose a la ayuda y apoyo a los otros:
«¡Cuántos abuelos cuidan de los nietos, transmitiendo con simplicidad a los pequeños la experiencia de vida, los valores espirituales y culturales de una comunidad y de un pueblo! En los países que sufrieron una grave persecución religiosa, fueron los abuelos que transmitieron la fe a las nuevas generaciones, conduciendo a los niños a recibir el Bautismo en un contexto de clandestinidad sufrida».
Vocación: Testimoniar valores
Los ancianos tienen la misión de testimoniar los valores que realmente cuentan y que permanecen para siempre, porque están inscritos en el corazón de cada ser humano y son garantizados por la Palabra de Dios, dijo Francisco.
Como personas de la tercera edad, -agregó además el Papa-, ustedes, o mejor, nosotros, porque yo también hago parte de esa categoría, somos llamados a trabajar por un desarrollo de la cultura de la vida, testimoniando que cada estación de la existencia es un don de Dios y tiene su belleza y la importancia incluso si marcadas por fragilidades.
Vitalidad, memoria y sabiduría
«Queridos abuelos y queridas abuelas, gracias por el ejemplo que ustedes ofrecen de amor, dedicación y sabiduría. ¡Continúen testimoniando con coraje esos valores! ¡Que no falte para la sociedad su sonrisa y el brillo bonito de sus ojos! Yo los acompaño con mi oración, y ustedes tampoco no se olviden de rezar por mi». (JSG)
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