martes, 16 de abril de 2024
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Adviento: el comienzo del Año Litúrgico

Redacción (Jueves, 24-11-2016, Gaudium Press) El tiempo que da comienzo al año litúrgico, Adviento, viene del latín ‘Adventus’ que significa «venida»; su duración es de 4 semanas y va hasta el 24 de Diciembre. Este tiempo invita a la espera del Dios prometido, a la espera del señor Jesucristo.

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El Adviento es el tiempo de espera del Dios prometido

Adviento comienza el domingo 27 de Noviembre del presente año. En esta primera semana las lecturas invitan a velar y estar atentos, a prepararse para la venida del Señor, avanzando en el camino hacia la Navidad, con la búsqueda del perdón, la armonía, la caridad. Dando iniciación a la utilización de la Corona de Adviento se enciende la vela morada como signo de vigilancia y deseos de conversión.

La segunda semana, iniciando el domingo 4 de Diciembre, es la invitación a reflexionar con la exhortación de Juan el Bautista «Preparen el camino, Jesús llega». Lo que lleva a pensar en la reconciliación con Dios, la Iglesia nos invita al sacramento de la confesión para estar en comunión. Se enciende a su vez la segunda vela morada de la Corona de Adviento como signo del proceso de conversión.

La tercera semana iniciando el 11 de Diciembre es la invitación a recordar la figura de Maria, que se prepara para ser madre y está dispuesta al servicio. Se venera a la Virgen rezando el Rosario. Se enciende la tercera vela rosa de la Corona de Adviento.

La cuarta semana iniciando el 18 de Diciembre es la invitación a aprender de Maria y aceptar a Cristo que es la luz del mundo; tiempo que precede a la reconciliación mantiene a la Iglesia a la espera de la gran fiesta viviendo en armonía, fraternidad y alegría, el propósito es aceptar a Jesús en el corazón y en la vida misma y se enciende la cuarta vela morada.

Rosario de Adviento

«Adviento, Tiempo de espera»

Símbolo: Una «corona de adviento» con 4 cirios los cuales deberán ser prendidos al inicio de cada una de las primeras cuatro meditaciones; en la quinta meditación se encenderá el cirio de la Virgen. La corona se coloca a los pies de la imagen de la Virgen
Materiales:

· Imagen de la Virgen

· Corona de adviento con sus 4 cirios

· Cirio azul (para la Virgen)

· Cancioneros

T: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo…

MONICION INICIAL:
En comunión con toda la Iglesia celebramos el tiempo litúrgico de Adviento. En este tiempo nos prepararnos para celebrar la Navidad, como conmemoración de la primera venida del Hijo de Dios entre los hombres y, a la vez, mediante esta celebración, nuestra fe se dirige a la segunda venida, ya gloriosa y definitiva al final de los tiempos, del Señor Jesús.
Es un tiempo mariano por excelencia ya que nuestra Madre aparece cooperando activamente en el misterio de la Reconciliación preparando el nacimiento del Mesías. Es por ello que, en su presencia y compañía, vivimos este tiempo de espera y de conversión.
Iniciemos este Santo Rosario cantando «Esperando».

PRIMERA MEDITACION:
TIEMPO DE ESPERA Y CONVERSION
El tiempo de Adviento es un tiempo de espera activa en búsqueda del encuentro definitivo con el Señor Jesús. Espera activa que implica tener deseos de cambiar, de prepararse; es por eso que en este tiempo estamos llamados a la exigencia radical, a la conversión, al cambio de vida, a volver nuestros pasos al camino de Dios; llamados a la conversión que debe abarcar todo nuestro ser y que debe llevarnos a cambiar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; poniéndolas en concordancia con la manera de pensar, sentir y actuar de Jesús.

SEGUNDA MEDITACION:
LA ORACIÓN
El Adviento es tiempo de acercamiento sincero al Señor, quien está por venir y que a la vez ya está entre nosotros. Pero no podemos acercarnos a Él sino lo buscamos, sino estamos en constante tensión por ponernos en su presencia. La oración, personal y comunitaria, constituye un medio eficaz de búsqueda hacia un encuentro real con el Señor Jesús; mediante la escucha atenta, la meditación y la interiorización de su Palabra, lo que debe constituirse en una exigencia y necesidad en este tiempo de espera.

TERCERA MEDITACION:
LA PENITENCIA
Dios nos envía un Salvador, su propio Hijo. ¿Pero estamos realmente preparados para acogerlo y recibirlo en toda su dimensión? Pongamos todo de nuestra parte, por asumir, sin contemplaciones, durante este tiempo de espera todos los sufrimientos, problemas y dolores que encontramos en nuestro camino de santidad buscando ponernos en forma concreta, en la Cruz del Señor, viviendo estas dificultades en sentido oblativo, de sacrificio y entrega; mediante la penitencia, medio necesario de preparación y espera hacia un encuentro definitivo con el Señor Jesús.

CUARTA MEDITACION:
LA CARIDAD
La caridad, se nos presenta como un excelente medio de espera y conversión en el tiempo de Adviento; ya que sólo a través de nuestra comunión de amor con el Señor, estaremos en condiciones de amar realmente a nuestros hermanos y de practicar la verdadera caridad con ellos. La caridad debe llevarnos durante este tiempo expresarla concretamente a través de la atención de los más pobres y necesitados, buscando su promoción integral y radicalizando nuestra obligación de ser «guardianes del hermano» preocupándonos de colaborar con él para aliviar sus necesidades y problemas. ( Se sugiere cantar el primer Ave María).

QUINTA MEDITACION:
MARÍA NOS EDUCA EN LA ESPERA
María, con su «Fiat», acepta ser la Madre de Dios y al hacerlo dirige todo su esfuerzo por cumplir a cabalidad tal misión y espera ansiosa aquel momento de máxima felicidad, como es el nacimiento del Señor Jesús; pero esta espera de la Madre no es una espera pasiva, sino por el contrario es una espera activa, demostrada en las acciones de Santa María durante la visita a su prima Isabel.
Reflexionemos sobre nuestra actitud de espera de la llegada de Jesús y dejémonos educar por María en la espera paciente y activa. Cantamos MADRE NUESTRA.(Se sugiere encender el cirio de la Virgen).

MONICION FINAL
En este tiempo de Adviento como cristianos comprometidos estamos llamados a vivir en actitud de tensión y búsqueda de la presencia del Señor Jesús y en espera de su retorno definitivo. Pidámosle a Santa María que nos enseñe a esperar con su misma fe. Terminemos rezando La Salve.

Con información de Aciprensa

 

 

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