viernes, 29 de marzo de 2024
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Beato José Mayr-Nusser: el recluta que dijo sí a Cristo y no a Hitler

Redacción (Miércoles, 22-03-2017, Gaudium Press) «Rece por mí, Hildelgard, para que, en la hora de la prueba, yo pueda actuar sin miedo y sin vacilar, así como es mi deber delante de Dios y de mi consciencia». Este fue el pedido hecho por José Mayr-Nusser en su última carta escrita para su esposa el 27 de septiembre de 1944, poco antes de morir.

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Mayr-Nusser acaba de ser beatificado por el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, en Bolzano.

El nuevo Beato fue mártir de las persecuciones que los nazis realizaron contra los católicos y murió en la víspera de su ejecución, después de contraer una fuerte neumonía originaria de los maltratos por los cuales pasó en la prisión hitleriana.

El Nuevo Beato

José Mayr-Nusser nació el 27 de diciembre de 1910, en Bolzano, ciudad del Trentino-Alto Ádige, una ciudad italiana que durante la II Guerra Mundial, fue incorporada a Alemania, después de haber pertenecido, por largos años, al Imperio Austro-húngaro.

Desde muy joven, el Beato José Mayr, siendo un buen católico practicante, tenía una inclinación para la práctica de las obras de caridad.

Él dispensaba una gran atención hacia los pobres y luego se tornó miembro de las Conferencias de San Vicente de Paul. Participó de la Acción Católica Italiana que en la época era perseguida por el régimen fascista de Italia.

Esposo y padre católico, mártir de la locura nazi

El 26 de mayo de 1942, José Mayr-Nusser se casó con Hildegarda, que era su colega de trabajo. De esa unión tuvieron un hijo.
Siendo obligado a inscribirse al Ejército Nazi, reclutado, no hizo el juramento que todos los reclutas debían proferir: ¡»Juro a ti, Adolf Hitler, Jefe y Canciller del ‘III Reich’, fidelidad y coraje. Prometo solemnemente a ti y a los superiores designados, obediencia hasta la muerte. Que Dios me asista»!

En la hora en que debería pronunciar tal juramento, el joven recluta, que tenía 34 años, levantó la mano y pidió para hablar. Dijo él:

-«Comandante, no puedo hacer este juramento al Jefe («Führer»).

-¿Por qué? qué, replicó el Comandante.

-«Por motivos religiosos», respondió.

Todavía en esta ocasión José comentó con sus camaradas:

-«Si nadie tiene coraje de decir lo que piensa contra las ideas nazis, nada cambiará».

Después de eso, no demoró mucho y fue preso.

Con otros prisioneros, fue embarcado en un tren que tenía como destino, primero Konitz y, después, Dantzig.

Fue en Dantzig que él murió el día 24 de febrero de 1945. Era la víspera de su transferencia para el Campo de exterminio alemán de Dachau, donde ya estaba previsto su fusilamiento por alta traición.

El nuevo Beato José Mayr-Nusser fue martirizado por haber renunciado firmemente -como católico- de tornarse cómplice de una guerra trágica y plagada de principios anticristianos y ateos.

Él cumplía lo que su consciencia de cristiano le pedía: testimoniar el Evangelio.

La memoria litúrgica del Bienaventurado Josef será celebrada, por primera vez, el día 3 de octubre. (JSG)

 

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