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Arzobispo de Sídney, Australia, señala tres desafíos para los católicos del país

Sídney (Sábado, 02-09-2017, Gaudium Press) El Arzobispo de Sídney, Australia, Mons. Anthony Fisher, emitió un video mensaje dirigido a los católicos autralianos sobre lo que considera «tres desafíos clave» que enfrenta la Iglesia en el país. «Este es un tiempo de prueba para nuestra Iglesia», advirtió el Arzobispo. «Ya sean los debates sobre la financiación de escuelas o la libertad religiosa o los sacramentos de la Confesión y el Matrimonio, existe más que un poco de sensación anticristiana en el aire».

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Mons. Anthony Fisher, Arzobispo de Sídney, Australia, en su mensaje a los católicos locales. Foto: Arquidiócesis de Sídney.

El prelado reconoció que los escándalos recientes sobre abusos por parte de miembros de la Iglesia son en parte responsables del clima de opinión. Ciertamente, debemos ser humildes y penitentes con respecto a pasadas fallas y compasivos hacia aquellos que sienten ira en el presente», indicó el prelado. «Pero también tenemos que tener una vista clara sobre las batallas para el alma de nuestra cultura en las áreas de la fe, la vida y el amor». Por este motivo enunció los que consideran son los tres asuntos clave sobre los cuales debe dar testimonio la Iglesia.

Los desafíos

El primero de ellos es la reciente amenaza al Secreto de Confesión introducida por una propuesta de penalizar a los sacerdotes que no denuncien los crímenes de abuso a menores conocidos a través del Sacramento. «Yo apoyo plenamente los esfuerzos de la Royal Commission y otros que hacen cosas que realmente protegerán a los niños. Pero eso no requiere socavar el Sacramento de la Reconciliación». El Arzobispo explicó que quienes cometen estos crímenes casi nunca aceptan la maldad de sus actos y que si se ataca el Sacramento «será todavía más improbable que sean presionados a enfrentar esto, entregarse y tomar acciones apropiadas para dejar de ofender (…) Creo que el encuentro espiritual entre un penitente y Dios debe permanecer inviolable y que los sacerdotes católicos y los penitentes no deberían ser amenazados con un cargo criminal por practicar su religión».

El segundo punto destacado por el Arzobispo es la propuesta de legalización de la eutanasia en Nuevo Gales del Sur. Mons. Fisher recordó que el dolor y el sufrimiento hacen parte natural tanto de la vida como de la muerte y que, antes de proponer la eutanasia, el estado debería garantizar el acceso de todos los ciudadanos a los cuidados paliativos. «Ya tenemos altas tasas de suicidio y abuso de ancianos en nuestra comunidad», denunció. «La última cosa que nuestra sociedad necesita es que a otro grupo de personas se le diga, a través de nuestras leyes y prácticas médicas, que sus vidas no tienen valor, que estarían mejor muertos o posiblemente lo más desconcertante, que todos estaríamos mejor si estuvieran muertos.

Finalmente, el prelado advirtió sobre las consecuencias de una posible redefinición del matrimonio en el país a través de una consulta popular. «Necesitamos una cultura conyugal saludable para formar a las personas como buenos esposos y esposas, padres y madres amorosos», indicó el Arzobispo, quien recordó que quienes se oponen a la redefinición no son discriminadores. Además, el anuncio de excepciones para ministros religiosos no protege a la gran mayoría de creyentes. «Si la ley se cambia, ¿las parroquias, escuelas, hospitales o agencias de bienestar seguirían siendo libres de contratar a seglares que profesan nuestros valores», cuestionó. «¿Serán libres de enseñar lo que la Iglesia enseña sobre el matrimonio y la familia? Y sobre las personas de negocios o en los lugares de trabajo: ¿serán llevado ante los tribunales o presionados de otras maneras a aceptar la ideología de género de nuestra época?».

«Estos son tiempos desafiantes para la Iglesia», concluyó Mons. Fisher. «Estos son tiempos que requieren que mostremos coraje y compasión en igual medida. Pero si realmente nos importan los otros debemos ponernos de pie por la fe, la vida y el amor en este momento crucial. Así que oren, disciernan y actúen. Que Dios los bendiga siempre».

Con información de Arquidiócesis de Sídney.

 

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