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San Juan (Jueves, 05-10-2017, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Puerto Rico -en cabeza de su presidente, Mons. Roberto O. González, Arzobispo Metropolitano de San Juan; y del Secretario, Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de Caguas- dirigió una Carta Pastoral a raíz de la devastación que dejó en la isla caribeña el paso de los huracanes Irma y María.
En la misiva, con fecha del 27 de septiembre -fiesta de San Vicente de Paúl- lo prelados expresan su cercanía a todos los afectados por los acontecimientos catastróficos: «Nos llena de dolor y sufrimiento, especialmente, al ver tanto llanto y angustia en los rostros humanos de nuestro pueblo. Dios está cercano de quien sufre, se conmueve profundamente y llora junto a nosotros, como lo hizo Jesús delante de la tumba de su amigo lázaro».
Señalan que en medio del dolor «nos vienen a la mente cuatro palabras de aliento y esperanza que deseamos compartir con cada puertorriqueño y puertorriqueña donde quiera que se encuentre. Palabras que evocan y suscitan un nuevo amanecer humano y espiritual para Puerto Rico». Estas palabras son: Renacer, Reconstruir, Redescubrir y Reencuentro con Jesús.
Dicen que a pesar del sentimiento general de abatimiento, «no está vencida ni aniquilada nuestra alma y espíritu puertorriqueño, sino que, por el contrario, esta es una ocasión para renacer y fructificar nuestra vida, nuestra tierra. Unidos a Cristo, nuestra vida puede dar mucho fruto, evitando el pesimismo y dando paso a la esperanza».
También hacen un llamado a la conciencia, que «no solo espera de nosotros una reconstrucción de las casas, calles y ciudades, sino un renacer espiritual y moralmente. El renacer de nuestra identidad como pueblo unido. Esta es nuestra doble e indisoluble responsabilidad con las futuras generaciones».
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| Varios gestos de solidaridad se han despertado en el archipiélago tras el paso de los huracanes Irma y María / Foto: Cáritas Puerto Rico. |
Recuerdan que «solo el amor puede hacer renacer», ya que «el amor de Cristo sobre la cruz es generoso porque se entrega a sí mismo sin reservas, lo hace por amor a cada uno de nosotros. De su cruz y de su dolor renace nuestra esperanza».
Dicen también que solo la unión hace la fuerza, por lo tanto «un solo corazón, una sola alma, un solo pueblo; solo así podremos reconstruir con sabiduría nuestra patria y mantenerla firme y rica de vida».
En ese sentido, señalan que hay mucho por reconstruir, y hacen eco de palabras del Papa Francisco pronunciadas luego de los terremotos acaecidos en Italia en 2016: «no solo las casas, sino también los corazones. Reconstruir, recomenzar, recomenzar desde el inicio, pero también sin perder la capacidad de soñar, tener valentía de soñar una vez más».
Hacen un llamado a la reconstrucción, aquella «en la que brillen los bellos valores, nobles y cristianos que habitan en nuestros corazones y brotan de nuestra identidad».
Expresan que este es un momento de nuevo comienzo «para redescubrir la belleza y el tesoro de nuestra tierra, asumir una genuina y sincera actitud por lo nuestro, su gente, su cultura, su fe, sus tradiciones y sus valores; los cuales son un intangible e incalculable riqueza patrimonial, don indivisible del amor del creador».
Los prelados puertorriqueños a su vez invitan a entrar en oración personal y comunicar al señor, sobre todo en estos días donde los recursos básicos como la luz y el agua escasean. Recuerdan que Jesús «sale a nuestro encuentro en su Palabra, en los sacramentos y en los actos de piedad», y que, sin duda, «podremos encontrarlo y tocar su carne en los gestos de solidaridad con aquellos hermanos y hermanas necesitadas».
«Ellos son el rostro de Cristo sufriente en la Cruz que clama a nuestro corazón: ‘tengo sed’. Seamos compasivos, tolerantes y misericordiosos con nuestros hermanos en estos días cruciales», agregan, para luego manifestar: «Queridos hermanos y hermanas portorriqueñas, encontrarnos de nuevo con Cristo nos cambia la vida, en particular, nuestra tristeza. Él transforma en gozo y esperanza. Dejémonos tocar por su gracia y volvamos nuestro corazón como nación hacia Cristo, renovando nuestra fe, esperanza y caridad».
Los Obispos de Puerto Rico también anunciaron la realización de una colecta nacional a través de Cáritas, que ocurrirá en cada una de las diócesis. «Un significativo gesto de amor que hagamos, puede restaurar muchas vidas, bendecir almas y nunca quedará sin recompensa», concluyen, elevando también una oración por los difuntos que dejó el paso de los huracanes.
Con información de la Diócesis de Ponce.
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