viernes, 29 de marzo de 2024
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Zaragoza rinde homenajes a Nuestra Señora del Pilar

Zaragoza (Jueves, 12-10-2017m Gaudium Press) Grandes festejos son los que ha tenido este jueves 12 de octubre Nuestra Señora del Pilar, patrona de Zaragoza, de la Guardia Civil y Reina de las Españas.

Los homenajes iniciaron desde la madrugada, a las 4:30 horas, con la «Misa de Infantes» que se celebró en la Catedral de Nuestra Señora del Pilar. Allí, a las 5:45, ocurrió el Rosario de Aurora, que estuvo marcado por la procesión mariana desde la parroquia de San Pablo. Posteriormente, a las 7:30, comenzó la ofrenda floral; y a las 8:00 horas se celebró una Eucaristía con las Damas de la Corte de Honor y los Caballeros de Nuestra Señora del Pilar, que fue presidida por el Canónigo Pedro José García.

La conmemoración principal fue la Misa estacional que presidió Mons. Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo Metropolitano, en la Catedral del Pilar, con bendición papal. Durante la homilía, el prelado destacó a Nuestra Señora como columna y pilar de la fe.

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Mons. Vicente Jiménez Zamora, Arzobispo de Zaragoza, elevando oraciones a la Virgen del Pilar / Foto: ArchiZaragoza.

«Estamos reunidos en torno a la mesa de la Eucaristía, en esta grandiosa Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar convertida en estos días novendiales y en el día grande del 12 de octubre en arca de salvación y puerta del cielo, en perfume de gratitud de la ofrenda de flores e incensario de plegarias marianas (…) María se ha hecho columna o pilar de nuestra fe. Morada que tiene a Dios en medio y que no vacila casa del Señor que Dios ha llenado con su presencia; casa de oro, adornada por el Espíritu Santo con toda clase de virtudes; palacio real, resplandeciente por el fulgor de la Verdad, en el que habitó el Rey de reyes; ciudad santa que alegran las aguas del río Ebro, el río de la fe».

Haciendo eco de las palabras que dijo San Juan Pablo II cundo visitó a la Virgen del Pilar en 1982, Mons. Jiménez Zamora, dijo que la herencia de fe mariana, que ha permanecido por generaciones, ha de ser no sólo un recuerdo del pasado, sino un punto de partida hacia Dios: «Las oraciones y sacrificios ofrecidos, el latir vital de un pueblo, que expresa ante María sus seculares gozos, tristezas y esperanzas, son piedras nuevas que elevan la dimensión sagrada de una fe mariana».

En este sentido, el Arzobispo de Zaragoza expresó que la Iglesia invita hoy a elevar la mirada y el corazón hacia María, la Madre: «acudir, llenos de esperanza, ante la sagrada columna y bendita imagen coronada de la Virgen del Pilar, que está cerca de Dios y cerca de los hombres. Desde el cielo no se desentiende de sus hijos de la tierra. Aquí tiene su Santuario. María ha elegido y santificado este lugar con su presencia, para que en él resida su nombre por siempre».

Expresó que la Virgen del Pilar, «nos ayuda a no dejarnos dominar por el miedo y la desesperanza ante las dificultades actuales del secularismo y de la indiferencia religiosa, y nos anima a comprometernos en la construcción de un mundo nuevo en paz y reconciliación; sin violencia y terrorismo; nos impulsa a trabajar por una sociedad más fraterna y solidaria».

Concluyó expresando que María invita a poner la esperanza en Dios, y que Ella evoca el «sabor de hogar».

«Celebrar la memoria de Santa María del Pilar es afirmar que ‘en el corazón y en la vida de nuestros pueblos late un fuerte sentido de esperanza, no obstante las condiciones de vida que parecen ofuscar toda esperanza'», añadió mencionando palabras del Papa Francisco.

Tras la Eucaristía se llevó a cabo la procesión en honor a la patrona de Zaragoza por el exterior del templo, y se estrenó la «Misa aragonesa en honor de la Virgen del Pilar», del maestro José María Berdejo Marín.

Cuando la Virgen se presentó en carne mortal

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Nuestra Señora del Pilar, Catedral de Lima / Foto: Gaudium Press.

A diferencia de otras apariciones milagrosas relacionadas con la Madre de Dios, la de la Virgen del Pilar tiene un sello particular, ya que Nuestra Señora se presentó en ‘carne mortal’. De acuerdo con una antigua tradición, el hecho ocurrió el 2 de enero del año 40 cuando María se le apareció al Apóstol Santiago en Caesaraugusta, nombre de Zaragoza en la época romana.

El Apóstol, patrono de España, se hallaba a orillas del río Ebro para predicar a los cesaraugustanos, quienes le resultaban duros de corazón. Ante ello, Santiago pierde las esperanzas preguntándose si tenía sentido seguir predicando el mensaje de Jesús en aquella tierra. En este instante se le presenta desde Jerusalén, la Madre de Dios, quien se aparece rodeada de Ángeles y venía para renovar sus ánimos. En signo de ello, María le entrega a Santiago una columna de jaspe, que es el pilar que hoy sostiene su venerada imagen, para que fuese símbolo de la fortaleza que debía tener su fe. La misma Virgen fue quien pidió al Apóstol que en aquel lugar se levantara un templo en su honor.

Con información de la Archidiócesis de Zaragoza.

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