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Aparecida – San Pablo (Viernes, 13-10-2017, Gaudium Press) El Cardenal Sergio da Rocha, presidente de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), participó de varios momentos de la programación de la Fiesta de Nuestra Señora Aparecida en el Santuario Nacional brasileño.
Cardenal Sérgio da Rocha | Foto: Gabriel Jabur/Agencia Brasilia
De entre los festejos en la Casa de la Madre Aparecida, se incluyó el cierre del Año Nacional Mariano instituido por la Conferencia para preparar el jubileo de los 300 años del encuentro de la Imagen de la Virgen Santísima en las aguas del Río Paraíba del Sur, en San Pablo.
En la mañana del miércoles 11 de octubre, el Arzobispo de Brasilia estuvo presente en una celebración en el Santuario Nacional. Antes, realizó un balance del Año Mariano, en el cual mencionó los resultados obtenidos durante la caminata hecha por las comunidades en todo el Brasil que se movilizaron para celebrar el tricentenario de la Patrona del Brasil.
«Hubo mayor conocimiento y divulgación de la historia del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida y sus implicaciones para nuestra vida, hoy. La recordación de los 300 años del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida ayudó a reflexionar sobre las señales de Dios en nuestra vida. En un momento de aflicción, en que tres pescadores necesitaban conseguir rápidamente una pesca abundante, ellos fueron sorprendidos por la manifestación del amor de Dios, a través de una señal aparentemente simple y pequeña, la imagen de Nuestra Señora de la Concepción, que ellos guardaron piadosamente y pasaron a venerar».
En seguida, expresó que «la recordación de los 300 años del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida ayudó a reflexionar sobre las señales de Dios en nuestra vida».
Para el Cardenal Rocha, «el Año Mariano fue un tiempo fuerte de oración y celebración. Las celebraciones marianas, a lo largo del año litúrgico fueron más valorizadas. El Año Mariano se tornó ocasión especial de acción de gracias a Dios por María, con María y como ella hizo. Es importante, prolongar la vivencia del Año Mariano: valorizando el Magníficat, rezando con corazón y los labios de María Inmaculada, Señora Aparecida; con el rosario, contemplando a Jesús con los ojos de María».
«Ocurrieron muchas iniciativas que posibilitaron conocer mejor a Nuestra Señora, redescubriendo el retrato de María que se encuentra en los Evangelios y en la enseñanza de la Iglesia. Fueron palestras, encuentros, cursos, artículos, que mucho han ayudado a cultivar una auténtica devoción mariana, según las enseñanzas de la Iglesia», resaltó.
Todavía según el purpurado, «es importante, prolongar la vivencia del Año Mariano: valorizando el Magníficat, rezando con corazón y los labios de María Inmaculada, Señora Aparecida».
También fue mencionado por el Arzobispo de Brasilia el hecho de que «tuvieron lugar especial en el Año Mariano las peregrinaciones al Santuario Nacional de Aparecida o a las iglesias dedicadas a Nuestra Señora Aparecida; demostraron la alegría de los hijos por visitar a la propia Madre. Además, la visita de la imagen peregrina de Nuestra Señora Aparecida a las Diócesis tuvo especial importancia en la animación de la fe de las personas y la vida de las comunidades, mostrando la Madre visitando a sus hijos. La visita de la imagen a las Diócesis mostró el gran amor y devoción de nuestro pueblo a la Patrona, trayendo esperanza y paz para tanta gente sufrida».
Por último, destacó: «el fruto mayor que esperamos que continúe multiplicándose ha sido aprender con María a seguir a Jesucristo, a crecer en la fe en Cristo, como verdaderos discípulos misioneros, participando de la vida de nuestras comunidades y sirviendo a los hermanos más sufridores. Así como Nuestra Señora Aparecida vino al encuentro de los humildes pescadores, en un momento de gran aflicción, podamos salir al encuentro de los que más sufren para compartir con todos la alegría del Evangelio». (LMI)
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