martes, 19 de marzo de 2024
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¿Revelado el "secreto" de la belleza?

Redacción (Jueves, 19-10-2017, Gaudium Press) Decía el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira que el pulchrum (belleza) es la percepción del esplendor de la bondad o del esplendor de la verdad, que se da por vía de analogía, por vía simbólica. Entonces, por ejemplo un bello candelabro, que tiene sus brazos proporcionados, los cuales ‘elaboran’ una armonía, brazos que por ejemplo son delgados, finos y de plata, con bellos cálices que reciben sumisos la cera derretida de las velas, etc., ese candelabro es bello porque expresa en su configuración las misteriosas pero reales reglas estéticas del orden y de la armonía, y ese orden y armonía son símbolo, son analogía del orden y la armonía que pueden existir en un alma, que existen por ejemplo en el alma de María Santísima. Es lo bello material que simboliza un bien interior, bien que por ser bueno es también bello pero un poco más oculto por ser interior.

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Un bello candelabro también puede ser símbolo de la elaboración del pensamiento humano, que es algo bello, porque solo los seres espirituales pueden pensar, y así como para pensar se necesitan premisas como la observación, la contemplación, un brazo de un candelabro y el cáliz pueden ser los símbolos de las premisas de un pensamiento que florece en pensamiento-luz, que puede ser simbolizado por la luz de una vela.

Las anteriores consideraciones nos llevan también a otra. No somos ángeles, tenemos algo de ángel, pero, entre otras cosas, nuestro proceso de conocimiento parte de lo sensible, a diferencia de los coros angélicos en los que todo su conocimiento es de tipo intelectual.

Y como no somos ángeles, a la par que nuestro conocimiento -desde lo sensible- llega hasta la abstracción, se empobrecería si allí se quedase. De la abstracción debe descender nuevamente hasta los seres concretos, para que incluso ese conocimiento «experimental» continúe enriqueciendo la abstracción: el conocimiento es como un cuerpo humano, la abstracción es el esqueleto y el conocimiento experimental es la carne. Abstracción y símbolo sensible no son como el agua y el aceite que se repelen: por el contrario se complementan como se completan las fresas y la crema chantilly. Miren que en las últimas líneas hemos usados dos comparaciones simbólicas, que terminan ayudando a hacer entender lo que se quiere decir.

Otro ejemplo, también de Plinio Corrêa de Oliveira: El conocimiento tiene dos ojos, uno abstractivo y otro simbólico, y la unidad se debe realizar por parte del espíritu humano rigiendo esos dos ojos para formar una sola imagen.

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Pero retomemos el tema del inicio de estas líneas.

La belleza es algo muy importante por su «capacidad de arrastre», su facultad de entusiasmar. Las consideraciones sobre la belleza no son meras especulaciones, sino que pueden ser utilísimas. Entonces, si relacionamos símbolo con verdad y bondad, analogía simbólica con intelectualidad, como lo propone arriba el Dr. Plinio, tendríamos algo realmente maravilloso, algo así como la «fórmula» más alta de la belleza, y por tanto la fórmula para producir belleza.

Pero hay algo más, y esto lo dejamos casi solo enunciado: existe un territorio maravilloso donde lo hiper-simbólico se une con lo hiper bueno y verdadero: la patria de lo mítico. Cuando por ejemplo un hombre o un grupo de hombres -y mejor si son auxiliados por la gracia de Dios- comienzan a soñar con la patria ideal, con el gobierno ideal, con la sociedad ideal, con las construcciones ideales de esa patria ideal, etc., en la belleza de ese sueño se juntan magníficamente la bondad y la verdad imaginada con los símbolos bellísimos imaginados, incluso en estado germinal. Y esos sueños pueden ser el origen de maravillosas civilizaciones. Con la gracia de Dios.

Por Saúl Castiblanco

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