jueves, 28 de marzo de 2024
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Pesebre y Árbol de Navidad: señales de la Compasión y Ternura del Padre Celeste

Ciudad del Vaticano (Viernes, 08-12-2017, Gaudium Press) Alrededor de 4 mil personas fueron recibidas por el Papa Francisco al final de la mañana de ayer jueves, en la Sala Pablo VI.

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Esta Audiencia especial fue concedida por el Pontífice a las delegaciones de los donantes del Pesebre y del Árbol de Navidad que ahora decoran la Plaza San Pedro difundiendo allí un espíritu más navideño, a partir de ayer.

Agradecimientos

El Papa comenzó su pronunciamiento agradeciendo. Agradeció al Abad de Montevergine por la donación del Pesebre, y al Arzobispo de Warmia y al Obispo de Elk, en Polonia, por el regalo del pino. Y agradeció también a la Dirección de las Florestas Estatales de Bialystok.

El Papa agradeció además a los niños con cáncer asistidos en departamentos oncológicos de hospitales italianos y las zonas afectadas por el terremoto en la región central italiana. Estos niños fueron responsables por la ornamentación del árbol.

Pesebre y Árbol: Compasión del Padre Celeste, ternura de Dios

Francisco recordó a los presentes que el Árbol de Navidad y el Pesebre hablan con un lenguaje simbólico. Ellos «son las señales de la compasión del Padre celeste, de su participación y proximidad a la humanidad, que experimenta no ser abandonada en la noche de los tiempos, sino visitada y acompañada en las propias dificultades».

El Árbol de Navidad y el Pesebre

El árbol apunta a lo alto y nos estimula a buscar «los dones más altos», elevándonos «por encima de las nieblas que ofuscan, para experimentar cuán bello y alegre es sumergirse en la luz de Cristo. En la simplicidad del pesebre, encontramos y contemplamos la ternura de Dios, manifestada en aquella del Niño Jesús».

Recordando que en este año es inspirado en las obras de misericordia, Francisco observó que «el Pesebre es el lugar sugestivo donde contemplamos a Jesús que, asumiendo las miserias del hombre, nos invita a hacer lo mismo, por medio de acciones de misericordia».

«El árbol -recordó Francisco- proveniente este año de Polonia, es señal de la fe de aquel pueblo que, también con este gesto, quiso expresar la propia fidelidad a la Sede de Pedro».

Niños

Al dirigirse a los niños el Papa les recordó que en el trabajo que hicieron «ustedes transfirieron sus sueños y sus deseos de elevar al cielo y de hacer conocer a Jesús, que se hizo niño como ustedes para decir que los quiere». «Gracias, -dijo el Pontífice a los niños-, por su testimonio, por haber dejado más bonitos estos símbolos de Navidad, que los peregrinos y visitantes provenientes de todo el mundo podrán admirar. ¡Gracias! Gracias»:

«Cuando las luces del pesebre y del árbol de Navidad fueren encendidas, también los deseos que ustedes transfirieron en sus trabajos de decoración del árbol serán luminosos y vistos por todos».

Los votos de Francisco al concluir sus palabras fueron de «que la Navidad del Señor sea la ocasión para ser más atentos a las necesidades de los pobres y de aquellos que, como Jesús, no encuentran quien los acoja». (JSG)

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