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Phoenix (Jueves, 15-02-2018, Gaudium Press) «Caminamos rodeados de ángeles». Con estas palabras, el Obispo de Phoenix, Estados Unidos, Mons. Thomas Olmsted, inició una serie de artículos en los cuales reflexiona sobre la batalla espiritual y la necesidad de los fieles de defenderse de la acción de los espíritus malignos desde la confianza en el poder de Dios. «No estamos solos, mientras transitamos por la vida; estos espíritus, creados por Dios, nos rodean en todo momento, aunque no podemos verlos porque son espíritus puros sin cuerpo».
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| Foto: Javier Perez Beltran / Gaudium Press. |
«Sí, andamos rodeados de ángeles: pero algunos de ellos son caídos. Nuestros Ángeles de la Guarda son enviados por Dios para iluminar y proteger a nuestro camino; pero otros son enviados por Satanás para tentar y probarnos a nosotros, tratando de llevarnos por mal camino», alertó el prelado. «Esto significa que nuestra vida en la tierra es una guerra espiritual constante».
Para ayudar a los creyentes en esta batalla, Mons. Olmsted aconsejó conocer el enemigo y recordó que se trata de ángeles que se rebelaron ante la majestad de Dios y se dedican a atacar toda su Creación, especialmente a los seres humanos. «Por lo tanto, constantemente tratan de engañarnos para llevarnos lejos de Dios y hacernos sus esclavos a través de sus tentaciones y nuestra naturaleza pecaminosa», indicó. El prelado recordó que la existencia de los ángeles es una verdad de fe y que la batalla espiritual es una realidad. «Pero no necesitamos tener miedo a estos demonios ni ser tentados a desesperar de la victoria sobre Satanás y todos los malos espíritus que ya ha sido ganada en la Cruz. En el Cristo crucificado y resucitado, tenemos disponible para nosotros el triunfo decisivo sobre el reino de las tinieblas».
«Por designio providencial de Dios, sin embargo, el Señor respeta nuestra dignidad humana y así nos da la libertad para tomar una decisión para rechazar el mal y elegir lo que es bueno» recordó el Obispo. «Y Él nos ayuda a través de Su Cuerpo, la Iglesia, y su ministerio del exorcismo y la liberación». Mons. Olmsted expuso que el primer exorcismo que los fieles reciben es la Palabra de Dios y de una manera más fuerte el Sacramento del Bautismo. Los catecúmenos, por ejemplo, como parte del rito de preparación, cuentan con una oración de exorcismo que antecede al Sacramento y prepara el lugar para la llegada del Reino de Dios a sus vidas.
«A lo largo de todo el tiempo del catecumenado, la Iglesia proporciona otras ayudas para la guerra espiritual, como exorcismos menores en forma de peticiones dirigida directamente a Dios en nombre de los catecúmenos», expuso el prelado. «Por ejemplo, el sacerdote reza oraciones a Dios Padre como la siguiente: ‘En el nombre de Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y por la virtud del Espíritu Santo, que alejes de estos siervos Tuyos la incredulidad y la duda, el culto de los ídolos y la magia, los encantamientos y el espiritismo, el ansia de dinero y los halagos de las pasiones desordenadas, las enemistades y las discordias y cualquier forma de maldad'». Los catecúmenos y los fieles que renuevan sus promesas bautismales en la Vigilia Pascual renuncian a Satanás y sus obras que conducen al pecado y la condenación.
«Hay mucho más que podría decirse acerca de la misión de la Iglesia en nombre de Jesús contra Satanás y su reino de las tinieblas. Cuando fuimos bautizados y exorcizados desde el pecado original, la Iglesia hizo nuestro canal para directamente canalizar la gracia de Cristo que nos libera del mal y eterna muerte, llevando a cumplimiento del Reino de Dios», concluyó el Obispo, quien anticipó artículos futuros sobre este mismo tema para guiar a los fieles en la batalla espiritual entre el bien y el mal.
Con información de The Catholic Sun.
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