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Vancouver (Martes, 27-02-2018, Gaudium Press) El Arzobispo de Vancouver, Canadá, Mons. Michael Miller, emitió una declaración en respuesta al intento de las autoridades de salud de British Columbia de imponer el suicidio asistido a los hospicios de cuidados paliativos. Según el prelado «dos cosas son claras: el gobierno está errado en esta política y nosotros como sociedad estamos haciendo algo mal».
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| Mons. Michael Miller, Arzobispo de Vancouver, Canadá. Foto: Arquidiócesis de Vancouver. |
«Primero, la Autoridad de Salud de Fraser y otras ramas del gobierno están cometiendo un error serio al imponer el suicidio asistido a los departamentos dedicados al hospicio y los cuidados paliativos», indicó el Arzobispo en su comunicado. «Estas unidades y los compasivos trabajadores que laboran allí, están comprometidos en hacer que las etapas finales de la vida para los mayores, enfermos y sufrientes sean significativas y dignas. El suicidio asistido se encuentra en un contraste marcado, ofreciendo una falsa elección de terminar la propia vida antes que ser acompañado en su sufrimiento».
Monseñor Miller reclamó que el gobierno detenga todos los esfuerzos de forzar el acceso al suicidio asistido en estas instituciones e hizo un llamado a la reflexión de la sociedad ante la situación de las personas que se encuentran al final de su vida. «Si los ancianos, los enfermos y los sufrientes en nuestra población sienten que la eutanasia es su mejor opción significa que nosotros como sociedad y como individuos estamos decepcionándolos».
«La Biblia nos dice: ‘carguen mutuamente sus cargas y en esta forma van a cumplir la ley de Cristo'», recordó el Arzobispo. «Todos nosotros, no sólo aquellos que son prestadores de cuidados, estamos llamados a actuar en esta enseñanza de Jesús. Esta es la más grande línea de defensa que la Iglesia y la sociedad tienen para fomentar una comprensión de la enfermedad del sufrimiento que preserven la dignidad humana hasta el máximo posible. Cuando cuidamos a los enfermos y los moribundos, se hace un poderoso contraste con los esfuerzos de promover el suicidio asistido como una respuesta al sufrimiento».
El prelado destacó el testimonio de las personas que prestan servicios en los hospicios como «un ejemplo para todos nosotros», tanto en el gobierno como en el público, de buscar «mejores maneras para acompañar a los sufrientes y no lavarnos las manos con una inyección letal».
Con información de Arquidiócesis de Vancouver.
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