miércoles, 24 de abril de 2024
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No dialogar con el diablo, él es un gran mentiroso, exhorta el Pontífice

Ciudad del Vaticano (Martes, 08-05-2018, Gaudium Press) La homilía de la Misa celebrada en esta mañana por el Papa Francisco en la Casa Santa Marta trajo una advertencia importante: No debemos aproximarnos al diablo ni dialogar con él: es «un derrotado», subrayó Francisco. Él es un derrotado, sin duda, sin embargo es peligroso porque es seductor. Él es como un can rabioso preso en el collar, muerde si es acariciado.

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Fue esta la advertencia hecha por el Papa, que se basó en la figura del diablo que no murió, sino «ya fue condenado», como dice el Evangelio propuesto por la liturgia del día: Juan 16,5-11.

El demonio es un «derrotado», dice el Papa, sin embargo, no es fácil convencernos, porque «el diablo es un seductor», «sabe cuáles palabras usar», y «a nosotros nos gusta ser seducidos», detalló Francisco:

Y él tiene esta capacidad; esta capacidad de seducir. Por eso es muy difícil entender que es un derrotado, porque él se presenta con gran poder, promete tantas cosas, trae regalos – bonitos, bien envueltos- «¡Oh, qué lindo!» – pero usted no sabe lo que tiene dentro – «Pero el papel afuera es bonito». Él nos seduce con el envoltorio sin mostrarnos lo que tiene dentro. Sabe presentar sus propuestas para nuestra vanidad, nuestra curiosidad.

Tontos: creemos en las mentiras del demonio

«Es peligrosísimo» aproximarse al demonio «moribundo»: él se presenta con todo su poder, «sus propuestas son mentiras» y «nosotros, tontos, creemos».

El diablo «es un gran mentiroso, el padre de la mentira». «Sabe hablar bien», «es capaz de cantar para engañar»: «es un derrotado, pero se mueve como un vencedor». La «luz» del diablo es radiante, «como fuegos de artificio», dura poco, desaparece. La luz de Dios, al contrario es «tenue, pero permanente».

Seductor: creemos en sus engaños

El diablo «nos seduce, él sabe tocar nuestra vanidad, la curiosidad y nosotros compramos todo», esto es, «caemos en la tentación». Por tanto, es «un derrotado peligroso», repitió Francisco.

«Debemos estar atentos al diablo», exhorta el Papa, que además nos invita a imitar a Jesús: vigilar, rezar y ayunar.

Así es que se vence la tentación, subrayó el Papa para, reiterar después que es fundamental «no aproximarse a él» porque, como decía un Padre de la Iglesia, él es como un can «bravo», «rabioso», preso en la cárcel, que no se debe acariciar. Él muerde:

Si yo sé que espiritualmente aproximándome a aquel pensamiento, a aquel deseo, si voy de aquel lado o de otro, me estoy aproximando al can nervioso y encadenado. Por favor, no lo haga. «Tengo una gran herida…» – «¿Quién hizo eso?» – «El can» – «¿Pero él estaba preso?» – «Eh, sí, me acerqué para hacerle un cariño» – «Entonces usted lo buscó». Es así: jamás aproximarse, porque está preso. Déjelo preso allí.

Recurso eficiente: recurrir a la Madre

La exhortación del Pontífice fue muy clara y objetiva:

«Con el diablo no se dialoga, porque él nos vence, es más inteligente que nosotros». Él se disfraza de ángel de la luz, pero es «un ángel de sombra, un ángel de muerte»:

Es un condenado, es un derrotado, es un encadenado que está para morir, pero es capaz de hacer estragos. Y nosotros debemos rezar, hacer penitencia, no aproximarnos, no dialogar con él. Y al final, buscar a la madre, como los niños. Cuando los niños tienen miedo, buscan a la madre:

«¡Madre, madre… estoy con miedo!», cuando sueñan… buscan la madre.

Buscar a Nuestra Señora; ella nos protege.

Y los Padres de la Iglesia, sobre todo los místicos rusos, dicen: en los tiempos de turbamientos espirituales, refugiarse bajo el manto de la gran Madre de Dios. Buscar a la Madre. Que Ella nos ayude en esta lucha contra el derrotado, contra el can encadenado para vencerlo. (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)

 

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