miércoles, 24 de abril de 2024
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Papa en el Ángelus: Estar abierto a las sorpresas de Dios y tener fe

Ciudad del Vaticano (Domingo, 08-07-2018, Gaudium Press) Hoy, en el Ángelus Dominical en la Plaza de San Pedro, ante los miles de peregrinos que lo acompañaban, el Papa meditó la lectura evangélica del día que habla de cómo el Señor no fue bien recibido por la gente de la propia tierra que lo vio crecer.

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Jesús, sin guardar el sabat, predicó en la sinagoga de Nazaret. Ya tenía fama de sabio y de maestro extendida, pero por la falta de fe de sus coterraneos no pudo realizar mayor prodigio allí. Al principio hubo admiración, pero después el rechazo mezquino:

El pueblo nazareno «primero escucha y se queda asombrado; luego se pregunta perplejo: ‘¿de dónde vienen estas cosas?’, ¿esta sabiduría?… y al final se escandaliza, reconociendo en él al carpintero, el hijo de María, a quien vieron crecer», dijo el Papa.

En todo caso, el Señor era maravilloso. Tanto, que primero los cautivó; pero después vinieron los pensamientos naturalistas, igualitarios: Los habitantes «hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros. Y en lugar de abrirse a la realidad, se escandalizan: ¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple!».

Una actitud mezquina podemos tener también con la Encarnación del Hijo de Dios, un hecho el más portentoso: «El evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente humana, trabaja y actúa con manos humanas, ama con un corazón humano, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros».

Entretanto, Jesús invita a la escucha humilde y la espera dócil, «porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas. Dios no se ajusta a los prejuicios», enfatizó el Pontífice.

Hay que fortalecer la fe, que está por encima de las consideraciones humanas

«La falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios», dijo Francisco. «Cada cristiano, está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental [a Cristo], tratando de atestiguarlo con una conducta coherente de vida, cuyo hilo conductor es la caridad».

El Santo Padre, concluyó pidiendo, con la intercesión de la Virgen María, que el Señor ablande la dureza de los corazones y la estrechez de mentes, «porque estamos abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión».

Con información de Vatican News

 

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