viernes, 29 de marzo de 2024
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Cardenal Cipriani bendice nuevo templo en la Arquidiócesis de Lima

Lima (Miércoles, 05-09-2018, Gaudium Press) El pasado domingo 2, el Arzobispo de Lima, Cardenal Juan Luis Cipriani, celebró una Santa Misa y bendijo un nuevo templo en la Parroquia de la Preciosísima Sangre de Cieneguilla.

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La Celebración Eucarística fue concelebrada por el Padre José Chuquillanqui, decano del lugar; el Padre Litman Rodríguez, párroco; los vicarios parroquiales Padre Edwin Delgado, Padre Omar Bellido y Padre Hermes Cama; además de los sacerdotes invitados, Padre Paulo Piérola y Padre Wilman Cuyutupac.

Durante su homilía, el purpurado invitó a los fieles a reflexionar sobre lo que tienen en sus corazones. «¿Qué tienes en el corazón? ¿Tienes amor, perdón, ayuda al prójimo, paciencia, alegría, qué hay en el corazón?», y refuerza que Jesús dice «de una manera muy clara, que del corazón salen los malos pensamientos, la fornicación, el homicidio, la ganancia, la injusticia, todas estas maldades salen de tu corazón».

Recordando el ejemplo dado en el Evangelio sobre las críticas de los fariseos y escribas a los discípulos por no lavar las manos, recordó las palabras de Jesús cuando muchas veces honramos a Dios con los labios y no con el corazón.

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Actualizando para nuestros días, el Cardenal Cipriani advirtió que muchas personas dentro de la Iglesia poseen el corazón distante de Dios. «No dejemos que el demonio nos engañe prometiendo idolatrías o dejando que quede en el corazón: cóleras, resentimientos, venganzas y mentiras. Por ahí no va Dios. Dios no habita un corazón que odia, un corazón que miente, un corazón que se venda no podemos contemplar, ni acostumbrarnos, tenemos que sembrar amor, un amor donde no hay amor y cogerás amor».

Al término de su homilía, el Primado de Perú agradeció a todos los que ayudaron en la construcción del nuevo templo parroquial y exhortó a los fieles para que construyan el templo de su propia vida interior. «Ahora que el templo está terminado, tenemos que construir el templo de la propia vida. Así es nuestra vida, cada uno va ofreciendo a Dios lo que puede, y Él da mucho más. Pues aquí en este templo, colocamos amor con esta construcción, con tanta gente generosa, hemos sembrado ese amor, ahora tenemos que cultivarlo en todos nosotros, en toda la comunidad, para coger también un ambiente de unidad, de ayuda, de colaboración», concluyó. (EPC)

 

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